
Vivimos en un mundo donde todo lo “nuevo” pronto se vuelve viejo. Los consumidores claman por el producto de moda y el modelo más nuevo, aún sabiendo que el artículo más reciente pronto perderá su novedad y quedará obsoleto.
Las Escrituras ofrecen una evaluación sobria de nuestro mundo y nuestras vidas: la polilla y el orín destruyen, los ladrones roban, todo está sujeto a descomposición, somos polvo y volvemos al polvo. Sin embargo, según la promesa de Dios, también anhelamos un mundo nuevo “en el que more la justicia” (2 Pedro 3:13). Juan en la isla de Patmos pudo ver “un cielo nuevo y una tierra nueva” y escuchar a Dios Todopoderoso decir: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:1–5). Dios no explica en detalle cómo el cielo y la tierra viejos darán paso a los nuevos; en cambio, esta profecía se enfoca en la realidad de los propósitos del Dios Creador de renovar, restaurar y rectificar todo… Dios no simplemente hace cosas nuevas para reemplazar lo viejo, roto y obsoleto; Él hace que todas las cosas sean nuevas. Esta promesa de nueva creación trasciende nuestras categorías actuales de novedad temporal, revelando un nuevo tipo de novedad que nunca se desgasta ni se rompe. El Alfa y Omega hace que todas las cosas sean nuevas y permanezcan siempre nuevas.
Consideremos varios aspectos de la creación venidera para fortalecer nuestra resolución de soportar los problemas de este mundo mientras anhelamos “una patria mejor, una celestial” (Hebreos 11:16)… Las cosas nuevas contrastaran con aquellas que habrán pasado. Los problemas que antes nos paralizaron: muerte, llanto, dolor, todas las consecuencias del pecado “no serán más” Dice Isaías 25:8 “Él devorará a la muerte para siempre; y el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque el Señor ha hablado” Además, ya no habrá “ninguna maldición” en la nueva creación (Apocalipsis 22:3) El pueblo de Dios estará seguro cuando el Señor sea rey sobre toda la tierra y golpee a todos sus enemigos. No habrá maldición porque Dios revertirá completamente la difícil situación de la humanidad desde que caímos en el pecado. Tampoco habrá noche, en la visión de Juan la nueva creación tendrá la gloria deslumbrante de Dios y no serán necesarias otras luces, incluido el sol (Apocalipsis 21:23; 22). Pero la mayor bendición de la nueva creación es la presencia perdurable de Dios con Su pueblo. Dios no morará simplemente entre un grupo étnico sino entre aquellos de todos los pueblos que son comprados y purificados por la sangre del Cordero para proclamar sus alabanzas para siempre (Apocalipsis 5:9). La “morada” de Dios estará finalmente, completamente y para siempre en medio de Su pueblo del pacto… El cielo será el cielo, porque Dios estará allí. Toda amenaza e impedimento para la perfecta comunión entre Dios y su pueblo será eliminado, y contemplaremos su rostro y lo adoraremos para siempre.
La imagen de Apocalipsis del mundo renovado es verdaderamente cautivadora no por sus calles doradas o paredes enjoyadas, sino porque tendremos “la única cosa” que los creyentes siempre han anhelado: morar en la gloriosa presencia de Dios, contemplando su hermosura…“¿Sientes que el mundo está roto? . . . ¿Sientes que las sombras se profundizan? . . . ¿Te gustaría poder verlo todo hecho nuevo? Anhelamos ver venir el reino de Dios y que sea hecha Su voluntad en la tierra como en el cielo (Mateo 6:10). Anhelamos la redención de nuestros cuerpos y la renovación de nuestro mundo (Romanos 8:21-23). La revelación fortalece nuestros corazones cansados con la promesa segura de Dios: “Hago nuevas todas las cosas” sin más pecado ni dolor, muerte ni decadencia. Dios seguramente hará nuevas todas las cosas, y ya ha comenzado esa obra de nueva creación en su pueblo: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Lo viejo ha pasado; he aquí, ha llegado lo nuevo” (2 Corintios 5:17). El Creador hace brillar la luz salvadora en nuestros corazones para que podamos ver Su gloria en el rostro de Cristo, y ahora tenemos este tesoro en vasijas de barro (2 Corintios 4:6-7). En otras palabras, tenemos un adelanto de las glorias del nuevo Edén en medio del mundo presente que pasa, un anticipo de las glorias venideras. La renovación de los corazones y las vidas del pueblo de Dios ahora anticipa la próxima renovación y restauración de todas las cosas. Señor, acelera el día en que nuestra fe sea vista. Amén
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