
Si buscamos #bendecido en redes sociales, y encontraremos millones de publicaciones. El hashtag resalta imágenes de lugares hermosos, cuerpos tonificados, graduaciones, éxitos, y abundancia. Todas estas son cosas buenas, regalos dados a la humanidad por un Dios amoroso. Pero el hashtag parece decir que esta es la única manera en que Dios nos bendice, al darnos cosas obviamente buenas. Hemos definido la vida bendecida como una de abundancia, poder, popularidad, y éxito... Imagínate, en cambio, abrir tu leer una historia sobre una mujer que acaba de perder su trabajo. En su publicación, se pregunta cómo cubrirá el próximo pago de su hipoteca, cómo obtendrá los útiles escolares para sus hijos, ¿Cuál debería ser su hashtag? #NoBendecida
“Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Bienaventurados ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados ustedes los que ahora lloran, porque reirán. Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre”.Lucas 6:20–22
Cuando leemos la descripción de Jesús, notamos varias cosas. Primero, la bendición que describe no es superficial, pasajera, o temporal. Es un sentimiento profundo y perdurable de satisfacción. Esta no es una buena sensación que nos hace sentir bien por un momento y luego se desvanece. Se trata de una alegría arraigada y profunda en las entrañas que no cambia con las circunstancias. Una imagen de la vida bendecida también se encuentra en el Salmo 1. Aquí el salmista describe a la persona bendecida como alguien que se deleita en la ley del Señor y la medita constantemente. Es como un árbol cerca del agua cuyas hojas no se marchitan en la sequía. Su bendición perdura a pesar de las circunstancias. Y Efesios 1:3 nos dice que Dios “nos ha bendecido en Cristo con cada bendición espiritual en los reinos celestiales”.
Las verdaderas bendiciones son cualquier cosa menos temporales. Entonces, ¿quiénes son los destinatarios de este tipo de bendición? Según Jesús, este tipo de bendición no es para aquellos que son ricos, poderosos, exitosos, y populares. Más bien, se trata de aquellos que soportan el sufrimiento.
En el reino al revés de Jesús, estas personas conocen una alegría y una bendición duraderas que no disminuyen a medida que cambia su situación. Hay una bendición que viene cuando no tienes poder, porque solo entonces podrás conocer la riqueza y el poder del reino venidero. Hay bendición cuando estás necesitado, porque solo entonces estarás satisfecho con el mismo Jesús. Hay bendición cuando te sufres por el quebrantamiento y el pecado en el mundo, porque solo entonces te reirás cuando Jesús lo arregle. Bienaventurado eres ahora si eres excluido debido a tu conexión con Jesús. Esa exclusión conducirá a una mayor recompensa. A diferencia de la felicidad pasajera que traen las circunstancias y la popularidad, la necesidad y dependencia de Dios son los lugares reales de bendición en su reino. ¿Por qué? Porque estas cosas no cambian con nuestras circunstancias. De hecho, cuando nos sentimos débiles, necesitados, afligidos o excluidos debido a Cristo, el gozo que tenemos en Jesús de alguna manera se hace más fuerte.
En lugar de empujar o tratar de ignorar el sufrimiento, Jesús nos anima a apreciarlo, no porque la aflicción sea fácil o porque la impotencia sea placentera, sino porque estas condiciones nos hacen más conscientes de nuestra necesidad de Él. Como escribió Corrie ten Boom: “Nunca podrás aprender que Cristo es todo lo que necesitas, hasta que Cristo es todo lo que tienes”. ¿Estás en un lugar de debilidad, pena, o exclusión por causa de Cristo? Escucha sus palabras de bendición sobre ti: tuyo es el reino de Dios, estarás satisfecho, te reirás, y tu recompensa en el cielo será grande. Tú serás #bendecido.
Oración: oh Señor nos equivocamos cuando creemos que tú eres como nosotros, nos equivocamos cuando menospreciamos aquello que para ti es grandioso y magnificamos aquello que para ti es insignificante. Perdona oh Dios nuestra maldad, somos tan ignorantes de la persona que tú eres, perdona porque escogemos ser ignorantes al menospreciar tu Palabra. Oh Señor, abre mis ojos para que yo pueda ver como tú ves, haz en mí todo lo que sea necesario para que yo pueda estar satisfecho teniéndote a ti y así ser llamado bendecido, no por lo que tengo sino por lo que tú has hecho en mí. Amén
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