La paternidad a los ojos de Dios

Publicado el 8 de mayo de 2024, 4:16

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” Efesios 6:4

Algunos pueden sorprenderse que este pasaje se dirija directamente al padre (y no a la madre) como la persona clave en la crianza de los hijos.  Si bien es cierto que los niños necesitan a ambos padres: papá y mamá. A papá se le da el mandamiento y es su responsabilidad como cabeza determinar la mejor manera de cumplirlo. Entonces papá debe estar involucrado, pero ¿cómo se debe ver este involucramiento? Efesios 6:1-4 nos muestra que un padre bíblico es un padre presente, es decir, un padre debe estar físicamente presente con sus hijos tanto como sea posible. La cita que hace del Antiguo Testamento nos recuerda la figura del padre en Deuteronomio, quien enseña la ley de Dios a sus hijos continuamente, según se presenta la ocasión: «Cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes» (Dt. 6:7). La imagen aquí es la de un hombre que está físicamente presente con su familia a lo largo de las diversas actividades del día: sentarse, caminar, acostarse y levantarse. La lección: cuanto más tiempo pases con tus hijos, cuantas más actividades (por normales que sean) hagan juntos, más oportunidades tendrás de enseñarles y nutrirles de forma creativa y práctica.

Más que simplemente ser reactivos a oportunidades ocasionales de enseñanza, Pablo llama a los padres a ser proactivos en la crianza de los hijos en la «disciplina e instrucción del Señor». No te limites a esperar las oportunidades; establece un ritmo de discipulado familiar en tu hogar. Para que un padre sea un hacedor de discípulos eficaz, él mismo debe ser un discípulo fiel. Así que, papá, estudia la Palabra de Dios, fortalece tu vida de oración, sirve en la iglesia y continúa caminando con Dios en la fe. Sé intencional en tu propia vida espiritual con el propósito de modelar esa vida para tus hijos. Sé intencional también en el gozo. No escatimes esfuerzos en animar a tus hijos mostrándoles tu favor, tu amor y que te sientes orgulloso de ellos. Un comportamiento precipitado y airado provocará a ira a nuestros hijos, al igual que un comportamiento frío.

La paternidad bíblica también edifica a la iglesia. En los requisitos que debe tener un pastor (1 Timoteo 3:4-5) se nos muestra que los padres buenos son líderes buenos para la iglesia. Nuestra cultura busca líderes con prestigio académico, carreras exitosas y carismas atractivos, pero Pablo afirma que la iglesia necesita hombres que amen a sus hijos y sean buenos criándolos en el Señor. Padre, encuentra gozo y vida plena al involucrarte con presencia y con propósito en la vida de tus hijos, todo para la gloria de Dios.

Tomado de: Coalición por el Evangelio

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