Más allá de la ansiedad

Publicado el 15 de abril de 2025, 3:40

“No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto, os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:24b, 25, 31 y 33

Nos encontramos ante una verdad fundamental del reino de Dios: la preocupación no tiene lugar en nuestra vida. El Señor Jesús nos enseña que no debemos afanarnos por lo que comeremos o vestiremos, porque hay algo mucho más valioso en juego. La vida en Cristo no está destinada a ser una carga llena de ansiedades. Más bien, Su propósito es liberarnos de todo aquello que nos oprime.

Cuando hablamos de buscar primero el reino de Dios, entendemos que esta búsqueda no solo es una obligación, sino una invitación a experimentar una nueva manera de vivir. Dios no busca nuestra preocupación para reafirmar Su poder. Al contrario, Él se glorifica en nuestra paz. Si realmente hemos nacido de nuevo, si seguimos a Jesús, el anhelo del corazón de Dios es que disfrutemos de la tranquilidad que viene de confiar en Su provisión. Cuando Jesús nos dice: “No os preocupéis”, está desafiando nuestra tendencia natural a preocuparnos por lo cotidiano. Cada vez que pensamos en nuestra vida, en nuestro sustento, en nuestras relaciones o en nuestras obras, debemos recordar que tenemos un Rey en el cielo que cuida de nosotros. No se trata de ignorar nuestras necesidades; se trata de reconocer que al hacer de Dios el centro de nuestras vidas, Sus promesas nos rodearán y satisfarán.

Y aquí es donde debemos reflexionar: ¿por qué nos afanamos por lo que comeremos o vestiremos? Porque nuestra preocupación revela qué tan profundamente hemos perdido la perspectiva de lo que realmente importa. Nos preocupamos por la comida y la ropa porque tememos perder placeres temporales, reconocimiento humano o incluso una vida prolongada. Pero, mis amados, ¡esto no es lo que nos define! La vida no se nos ha dado únicamente para disfrutar de los placeres físicos. Hemos sido creados para algo mucho más maravilloso: ¡disfrutar de Dios mismo! La aprobación del hombre es efímera; únicamente la aprobación de Dios es la que perdura eternamente. Y aunque la vida en esta tierra es transitoria, estamos destinados a una eternidad en Su presencia. Por lo tanto, no dejemos que las preocupaciones nos roben lo que realmente importa. La verdadera vida, la vida abundante que Cristo nos prometió, se encuentra en nuestra relación con Él, en nuestra búsqueda de Su favor y en la esperanza de que pasaremos la eternidad en Su gloria.

Oración: amado Señor Tú eres digno de que nosotros te deseemos más que cualquier otra cosa, y nosotros realmente necesitamos vivir de este modo. Pero, a menos que Tú obra nos convenza de ello seremos esclavos de lo temporal. Perdónanos Señor, limpiamos y capacitamos para vivir gozosos porque fuimos creados para la eternidad y no para lo pasajero, por tanto, oh Dios obra en mi para que aquello que es temporal no me haga olvidar de lo más importante: disfrutar de Ti y buscar Tu gloria cada día que vivo entre los hombres. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 15 días

Amén 🙏🙏🙏