
En esta mañana consideraremos la profunda naturaleza del amor que Dios nos ha mostrado a través de Jesucristo. Este amor es el fundamento de nuestra fe y debe ser la luz que guía nuestra vida cristiana. Lo que hoy haremos será considerar varias maneras de medir cuán profundo puede llegar a ser el amor:
La primera manera de ver la profundidad del amor es a través del alto precio del sacrificio. Cuando alguien está dispuesto a entregar su tiempo, recursos o incluso su vida por nosotros, estamos ante un amor que trasciende lo común. Pensemos en esto: si alguien trabaja arduamente durante toda una tarde solo para ayudarnos, eso es un acto de amor. Pero si esa misma persona da su vida por nosotros, el nivel de amor que implica ese sacrificio es incomparable. Esto nos lleva a considerar el sacrificio de Cristo en la cruz. Él no escatimó nada en Su entrega; entregó toda Su vida por nuestra redención, todo lo que era necesario que se hiciera para que tengamos vida eterna fue hecho. Este acto de amor no se puede comparar con nada. Este amor sacrificial nos invita a reflexionar sobre nuestra propia disposición a amar a los demás ¿Estamos dispuestos verdaderamente a sacrificar algo de nosotros mismos por el bienestar de los demás?
En segundo lugar, la profundidad del amor se revela al conocer cuán inmerecidos somos de dicho amor. Jesús nos desafía en Mateo 5:46-47, donde dice: "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos?" El amor verdadero se manifiesta cuando amamos a aquellos que no pueden devolvernos nada, a aquellos que no merecen nuestro amor. Aquí es donde vemos la verdadera esencia del amor divino. Dios no esperó a que mejoráramos moralmente para amarnos. Al contrario, Él nos amó en nuestra condición más deplorable, cuando éramos Sus enemigos (Romanos 5:8). Este amor es transformador porque nos confronta con nuestra propia indignidad. Cuando reconocemos que nuestro corazón es propenso a la rebeldía y a la ingratitud, encontramos a la vez libertad y humildad. Nos damos cuenta de que no podemos jactarnos ante Dios, ya que todo lo que hemos recibido de Él es por pura gracia.
Una tercera manera de entender el valor del amor es considerar la grandeza del beneficio que recibimos de dicho amor. Alguien pudiera decir que nos ama con un sacrificio, pero si ese sacrificio no produce un verdadero beneficio en nuestras vidas, nos preguntaremos si su amor significa algo. El amor debe traducirse en acciones que edifiquen y transformen a la persona amada. Como dice 1 Juan 3:1: “Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.” El amor que Dios nos da no solo se manifiesta en palabras, sino en la nueva identidad que nos ha otorgado. Este asombroso amor no solo busca nuestro bienestar temporal, también busca nuestra salvación eterna. Por ello nos proporciona todo lo que necesitamos para vivir y crecer en Él.
Finalmente, debemos considerar cuán gratuito es el amor que se nos ha ofrecido. Jesús nos amó de una manera que desafía toda lógica humana. Cuando vemos la historia de la redención, quedamos impresionados por el hecho de que no éramos dignos de tal acto. Éramos pecadores, rebeldes, y, sin embargo, Dios eligió amarnos. Aquí radica la grandeza de Su amor: es un amor que trasciende nuestra incapacidad y vulnerabilidad, este amor nos transforma de desamparados a hijos de Dios.
Iglesia, permitamos que nuestras raíces se hundan profundamente en este amor, bebamos de la inmensa fuente de Su gracia. El gran amor con el que Dios nos ha amado no solo debe ser un conocimiento teórico, sino una realidad viva en nuestros corazones. Si anhelamos experimentar más de este amor, debemos buscar a Dios con sinceridad y como resultado, el Espíritu Santo derramará Su amor en nuestros corazones, trayendo transformación a nuestras vidas. Esto es avivamiento, esto es el gran despertar que anhelamos. Que nuestra vida cristiana en verdad sea un reflejo de este amor tan profundo y tan inmerecido. Que nuestras acciones, pensamientos y deseos estén dirigidos a glorificar a Aquel que nos amó primero y que nos ha llamado a experimentar Su asombroso amor.
Añadir comentario
Comentarios
Amén,🙏🙏🙏