Atraídos por el amor, separados por la tribulación

Publicado el 16 de marzo de 2023, 21:15

“Por esta razón la cercaré con espinos. Cerraré su paso con un muro para que pierda su rumbo. Cuando corra tras sus amantes, no podrá alcanzarlos. Los buscará pero no los encontrará. Entonces pensará: Mejor me sería volver a mi esposo porque con él estaba mejor que ahora. Ella no se da cuenta   de  que fui yo quien le dio todo lo que tiene: grano, vino nuevo y aceite de oliva; hasta le di plata y oro. Pero ella le ofreció todos mis regalos a Baal Oseas 2:6-8 NTV

Es un pecado lamentable cuando tomamos las misericordias de Dios y las usamos para rebelarnos contra Él. Tan sólo consideremos esto: los dones que Jehová le dio a Su pueblo fueron utilizados como ofrendas para Baal.

Algunas personas que están en situaciones cómodas malgastan su riqueza en el pecado tienen salud y fuerza, y las ponen al servicio de sus pasiones impías. Los dones con los que el Señor las ha enriquecido se convierten en pesos que las hunden cada vez más en el abismo de la transgresión. A menudo, Dios ha llevado a personas a la pobreza, a la enfermedad, a las puertas de la muerte, para que se aparten del pecado. Él vio que iban al infierno con las manos llenas, y consideró que era mejor que fueran al cielo con las manos vacías. Sabía que si tenían salud, la usarían mal, por lo que hizo caer sobre ellas la enfermedad para que pudieran volverse a Él. Dios tiene remedios drásticos para casos desesperados, Él hará todo lo que sea conveniente según Su misericordia y Su sabiduría para evitar que las personas se destruyan a sí mismas.

 “Yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.” (Oseas 2,14) La bondad de Dios nos ve atraídos por el pecado, y resuelve probar en nosotros las más poderosas atracciones del amor, Él nos atrae y nos seduce apartándonos de las fascinaciones del mundo. Él hará esto una y otra vez, cuando nos vea con probabilidad de ser atrapados por el mal. Él promete apartarnos, pues allí puede tratar mejor con nosotros, y este lugar apartado no ha de ser un Paraíso, sino un desierto, pues en un lugar así no habrá nada que distraiga nuestra atención de nuestro Dios. En los desiertos de la aflicción, la presencia del Señor se vuelve todo para nosotros, y valoramos Su compañía por encima de todo valor que le dábamos cuando estábamos en nuestra comodidad, saciados e indiferentes de Su amor incondicional. La soledad y la aflicción traen más cosas buenas que cualquier otra cosa. Cuando somos atraídos y apartados de esta manera, el Señor tiene cosas preciosas que decirnos para nuestro consuelo. Él “habla a nuestros corazones”, tal como ha sido dicho ¡Oh, que en este momento pudiéramos tener esta promesa aplicada a nuestra experiencia! ¡Atraídos por el amor, separados por la tribulación, y consolados por el Espíritu de la verdad, que podamos conocer al Señor y cantar de gozo!

Oración: Señor cuán grande es tu amor y misericordia para con nosotros, cuán profundo es tu deseo por nuestro bienestar, en nuestra maldad estamos tan cómodos disfrutando de tu bendición y usándola para ofender tu santidad y aún a pesar de ello tu amor es lo suficientemente fuerte como para despojarnos de todo deleite, afligirnos y usar nuestras lágrimas para limpiar los ojos de nuestro entendimiento para que podamos ver que separados de ti nada podemos hacer, que solamente tú eres fuente de todo bien y sin ti nada podemos hacer. Cuan bienaventurados es aquel que es atraído por tu amor, separado por el sufrimiento, consolado tu Espíritu y que luego canta de gozo. Amén

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