
Cuántos se han atrevido a decir “mira, Jesús, te he dedicado mi vida. Te he escuchado decir que tu yugo es fácil y tu carga ligera (Mateo 11:30). Me has prometido paz y contentamiento (Filipenses 4:7, 11-13). Pero ¿Qué obtenido al servirte? Dolor. Esta no es la recompensa que espero de un líder fuerte y bondadoso. Esta no es la forma en que pensé que tratarías a tus fieles seguidores. Así que, a menos que utilices tu poder para hacer mi vida más fácil y no más difícil, habré terminado con esto del cristianismo... y algunos han renunciado usando palabras más grotescas. Realmente que esto pase no debe asombrarnos, Jesús predijo que habría conversos en apariencia que responderían así. Dijo que “no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que sólo son temporales; entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan y caen” (Marcos 4:17).
A sus discípulos Jesús les dió una misión, Él no les ofreció su mejor momento aquí y ahora, todo lo contrario: una misión (hacer discípulos) un destino (el cielo) y un camino en el que habría aflicción. Y cuando Jesús transformó por completo la vida de Pablo en el camino de Damasco lo dijo explícitamente: “Porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi Nombre” (Hechos 9:16). Así que cuando Pablo sufrió en el camino de la fiel obediencia a Cristo, no lo acusó de haberlo estafado, no criticó sus formas o murmuró en contra de Su sabiduría soberana. Sin embargo, si pidió liberación. A veces llegó, otras no... Una de esas veces testificó: "Tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:8-9).
¿Qué tal esto? Es una respuesta sorprendente de Jesús ¿Cómo hubieras reaccionado a estas palabras? ¿Dirías “¡Tu poder! ¡Tú poder se perfecciona en mi debilidad! Jesús, ¡es mi cuerpo el que está sufriendo! ¿Y tú poder obtiene la gloria? Es vergonzoso considerar cuántos creyentes de este lado del mundo responden de esta manera al sufrimiento en sus vidas. Se enojan con Dios. Y si supieran que el diseño de Dios es magnificar la gloria de Su gracia en el sufrimiento de ellos, estarían furiosos con Dios y con quien sugiriera tal cosa. Lastimosamente hemos sido adoctrinados en una herejía: soy hijo de Dios, lo merezco todo. Hemos creído que porque Dios es Todopoderoso está obligado a darnos todo lo que pidamos... ¿Acaso no es insensato el padre que da a su hijo todo cuanto quiere sólo porque tiene con qué comprárselo?
Jesús dio tal respuesta a Pablo, pero ¿cómo respondió Pablo? Él dijo: "muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Corintios 12:9-10) ¿Estaríamos dispuestos nosotros a dar esta respuesta ante el ruego por sanidad, liberación o provisión? Esto es ser cristianos, estar dispuestos a padecer (si es Su voluntad) para que Él reciba gloria... Y no es una locura, porque Él ya padeció para que nosotros tengamos vida. El deseo y propósito de un verdadero creyente es aumentar la gloria de Cristo, por eso un creyente verdadero se complace en persecuciones y angustias, este es el modo correcto de pasar por el sufrimiento.
Oración: precioso Señor y Dios nuestro, te pertenecemos aun cuando no lo hayamos reconocido, tú eres quien tiene el derecho y autoridad para decidir que permites y que no, Señor si nosotros podemos confiar en la buena voluntad de los hombres que son malos por naturaleza como no confiar en tu buena voluntad al dirigir los acontecimientos de nuestra vida. Padre perdona nuestra incredulidad, perdona nuestra irreverencia y ayúdanos no sólo a creer sino también a estar satisfecho y agradecidos cualquiera que sea nuestra situación. Amén
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