"Mi viña, que era mía, no guardé” Cantares 1:6
Dice la Palabra: “me pusieron a guardar viñas y mi viña que era mía no guardé”… Hemos trabajado e incluso hemos trabajado arduamente; pero: ¿para qué hemos trabajado? ¿Quién ha sido nuestro jefe? ¿Con qué propósito nos hemos afanado? En una buena medida, no hemos sido fiel a nuestra más sublime profesión: nuestra obra más excelsa ha sido desatendida; no hemos guardado nuestras propias viñas.
Piensen en nuestro descuido para con nuestro Dios, y comprueben si no es cierto que le hemos tratado muy mal. Hemos tenido tiempo para todo, hemos estado en el trabajo, hemos estado en el mercado, hemos atendido los quehaceres del hogar, hemos pasado días enteros contemplando la televisión o el celular; pero nuestra comunión con Dios, nuestro servicio a Dios, todo eso lo hemos descuidado demasiado, estamos dedicando más tiempo a algo por lo cual no daremos cuenta, a nosotros no se nos preguntará: por nuestra profesión, trabajo, las cosas que adquirimos, los logros obtenidos… pero si se nos pedirá cuenta de cómo invertimos nuestras fuerzas en hacer producir frutos en nuestra viña, que es nuestra vida, como servimos y honramos a nuestro Dios, como hicimos que muchos le conociesen… que al mirar atrás lo precioso no haya sido reemplazado por lo vano.
Oración: Bendito Dios de toda gloria y alabanza, te adoramos en esta mañana por la persona que eres y por la obra que haces en nuestra vida. Señor concédenos poder salir de ese sueño en que nos hemos sumergido, que seamos despertados para ser alumbrados por la luz de Cristo. Señor que mi vida no siga avanzando de esta misma manera, trae arrepentimiento convierte mi corazón para atender con diligencia mi relación contigo y a llevar a otros a conocerte. Amén
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