Qué se propone Dios conmigo

Publicado el 15 de diciembre de 2022, 4:31

"Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo", 1 Pedro 1:16

 

Debemos recordarnos continuamente cuál es el propósito de la vida. No fuimos destinados a ser santos y felices, sino a ser santos.  En la actualidad tenemos demasiados deseos e intereses que consumen y malgastan nuestras vidas, deseos e intereses que son como los espinos que ahogan y hacen improductiva la palabra de Dios en nosotros. Muchos de ellos pueden ser correctos, buenos y nobles y algún día se cumplirán, pero mientras tanto por nuestro bien Dios tiene que atrofiarlos, porque lo único verdaderamente importante es que el ser humano acepte a Dios y que Él lo santifique. Cueste lo que cueste, cada persona debe tener una relación correcta con Dios.

Debo preguntarme ¿Creo que necesito ser santo? ¿Creo que Dios puede entrar en mí y santificarme? ¿Cuándo predican me convencen de que no soy santo, entonces me resiento contra tal predicación? El verdadero Evangelio despierta un fuerte resentimiento porque debe revelar que no soy santo, pero también despierta un intenso anhelo dentro de mí. Dios tiene un destino único prometido para la humanidad: la santidad. Su único propósito es la creación de santos. Dios no es una máquina que genera bendiciones eternas para nuestro beneficio. Y no vino a salvarnos por lástima; vino a salvarnos porque nos creó para ser santos. La expiación significa que Dios puede ponerme de nuevo en una perfecta unión con Él, sin ninguna sombra entre los dos, por la muerte de Jesucristo.

Nunca toleres por simpatía contigo o con otros, cualquier práctica que no esté de acuerdo con el Dios santo. La santidad significa pureza absoluta en tu caminar, en tu manera de hablar y de pensar, es decir, que pones cada detalle de tu vida bajo su escrutinio. La santidad no es tan sólo lo que Dios me da, sino lo que me ha dado y se manifiesta a través de mi vida.

 

Oración: Señor en medio de tanta predicación humanista y equivocada es difícil mantener el corazón centrado en lo que sí es verdaderamente tu propósito para mí vida, tú quieres que yo sea santo así como tú eres Santo, porque no es tu deseo que yo me pierda por causa de mí iniquidad, tal es tu deseo que estuviste dispuesto a darte a ti mismo para comprar una justicia perfecta para mí, perdona si equivocadamente he querido y reclamado felicidad aquí y ahora, cuando tu propósito es mucho más alto, Señor santifícame por completo para que yo pueda ser parte de ese pueblo adquirido por ti. Amén

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