
“Fue oprimido y tratado con crueldad, sin embargo, no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores, no abrió Su boca. ” Isaías 53:7-9
“Le quitaron la vida a mitad del camino”. No solo fue llevado al matadero, fue asesinado. Y como todos los otros corderos de la Pascua o las ofrendas por el pecado de Israel, Él no fue sacrificado por sus propias transgresiones. Fue sacrificado por las transgresiones de Su pueblo. Nosotros merecíamos ser sacrificados por nuestro pecado, pero Él fue sacrificado en su lugar. Este es el corazón del evangelio de Dios: Jesús, el Siervo de Dios, fue cortado de la tierra de los vivientes NO por sus propias transgresiones, sino por las transgresiones de su pueblo. Él fue herido por nuestras transgresiones, Él fue molido por nuestras iniquidades. El castigo que nos hizo sanos fue sobre Él y por Sus llagas fuimos curados. El Señor cargó en Él el pecado de todos nosotros. Es por eso que 1 Corintios 15:3 resume el evangelio con estas palabras: "Cristo murió por nosotros conforme a las Escrituras" tal como dijo Isaías 700 años antes. ¿Y cuál fue la respuesta de Su generación cuando fue cortado? Isaías preguntó: "¿Quién lo consideró?" La palabra "consideró" no es una palabra para "observar" o "percibir". Es una palabra para usada para reflexionar o meditar ¿Quién lo consideró, ¿quién meditó en ello? Nosotros hoy más que en cualquier otra época anterior a la nuestra tenemos una increíble capacidad para evaluar erróneamente las cosas espirituales, podemos ver suceder el evento más grande del mundo y, sin embargo, no verlo. Podemos oír sin oír. Y una de nuestras mayores debilidades, probablemente sea, es que no meditamos en las grandes cosas. Aprendamos de la acusación de Isaías a la generación de Jesús… consideremos, meditemos, reflexionemos y contemplemos las grandes cosas, y esta es la mayor de todas: el Siervo del Señor fue cortado de la tierra de los vivos por las transgresiones de Su pueblo.
Finalmente, dice Isaías: “… Pero lo hirieron de muerte por la rebelión de mi pueblo. Él no había hecho nada malo, y jamás había engañado a nadie. Pero fue enterrado como un criminal; fue puesto en la tumba de un hombre rico” Hay un giro aquí que muestra la esperanza que atraviesa todos estos versículos. El Siervo no está sufriendo como un pecador culpable sino como un Cordero que lleva el pecado. El no muere por sus propios pecados sino por las transgresiones de Su pueblo, fue mezclado con los malvados en su muerte, pero a diferencia de todos los delincuentes comunes de su época, termina en la tumba de un hombre rico. ¿Por qué es esto significativo? ¿Por qué Dios lo planeó de esa manera y lo anunció con 700 años de anticipación? cuando Jesús murió, la obra de redención estaba hecha. Él había clamado: "Consumado es". Había sufrido, se le había asignado un lugar con los malvados, muriendo como un criminal entre dos ladrones, y la expectativa era que tendría su tumba (si es que tenía alguna) con los malvados, pero no lo hizo. La obra de redención estaba hecha, ya no había necesidad de humillación. En cambio, Dios dignificó el honor de Su siervo al disponer para Él un entierro honroso en la tumba de un hombre rico. Puede que pareciera un criminal muriendo por sus propios crímenes, pero no lo estaba.
Tener esperanza cuando la vida florece esplendorosamente es fácil para cualquiera, pero todos viviremos estaciones llenas de dolor y oscuridad, especialmente en esa última estación: nuestra muerte, recuerda en cada una de ellas al Siervo del Señor: Su sufrimiento como un Cordero, Su muerte por tus transgresiones y Su honorable entierro con los ricos. Puede que el sol en algún momento no brille del mismo modo… lo que siempre será cierto es que, aunque todo lo demás falle, Dios no lo hará
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