
El quinto ejemplo de esto es en el que quiero centrarme un poco más. Versículo 32: “No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”. Aquí queda claro de nuevo que la base de la valentía no son nuestros recursos humanos, sino el hecho de que Dios esté ahí para nosotros. No temáis, aunque seáis ovejas (en medio de lobos, 10:3) y aunque seáis pequeños y no grandes, tienes un Padre que posee y dirige el mundo y que realmente ama dar el reino a sus hijos semejantes a ovejas. “A vuestro Padre le ha placido daros el reino”. Ahora ¿Cuál es la amenaza que hace que Jesús diga: “No temáis, manada pequeña”? corren peligro de ser más como las naciones (versículo 30) que solo buscan cosas materiales y temporales, que construyen graneros más grandes. Si realmente nos enfocamos en el reino y dejamos de buscar cosas, comodidad y seguridad, ¿seremos realmente felices? ¿Realmente sobreviviremos? A esto Jesús dice: “No temáis, manada pequeña”. No tengas miedo de dejar de buscar cosas materiales y temporales como una prioridad en tu vida. Es un peligro tener miedo a compartir con otros lo que es mío. Versículo 33: “No temáis, manada pequeña…. Vendan sus posesiones y den a los que no tienen”.
Buscar el reino de Dios incluye dos cosas: algo que dejamos de hacer y algo que comenzamos a hacer. Dejamos de centrar nuestra búsqueda en las cosas y empezamos a vender lo que no necesitamos y usar esos recursos en favor de la extensión del reino, poner nuestros recursos al servicio de la obra de Dios. La secuencia de pensamiento es: No busques tener más cosas como las hacen las naciones; busca tener el reino ¿Cómo? Vende cosas y así procúrate el tesoro, el reino, en el cielo. Busca cosas como las naciones y pierde el reino. Vende cosas y da por las naciones, y heredarás el reino. Entonces, ¿Compramos el reino? No. Jesús fue claro: “A vuestro Padre le ha placido daros el reino”. El reino de Dios es un regalo, no una compra; se da, no se gana. Pero es un regalo para aquellos que lo quieren más de lo que quieren las cosas temporales. Es un regalo para aquellos que lo buscan más de lo que buscan las cosas temporales. Es un regalo para aquellos que temen perderlo más de lo que temen no tener seguridad terrenal. Es un regalo para aquellos que confían en el Rey más que en el dinero. No compramos el reino cuando reducimos nuestra vida material y vendemos cosas para poder dar. Mostramos que valoramos el reino más que las cosas.
Añadir comentario
Comentarios