
Los temerarios no bíblicos dicen: "Si es seguro, ¿por qué orar por ello?" Los creyentes bíblicos dicen: “Orad por eso con alegría, porque es seguro”. Por ejemplo, es absolutamente seguro que el reino de Dios va a venir. “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). Sin embargo, se nos ordena que oremos: “Venga tu reino”. Otro ejemplo que podemos tener en cuenta: Jesús prometió con absoluta certeza que “este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). En otras palabras, la gran comisión se completará, no hay duda. Pero a pesar de eso, Jesús ordenó ir a hacer discípulos de todas las naciones y “rogar al Dueño de la mies que envíe obreros” (Mateo 9:38). Lo que esto significa es que Dios designa la oración como el medio para complementar una misión que Él ha prometido que será completada. Por lo tanto, oramos, no porque el resultado sea incierto, sino porque es seguro. Y nuestras oraciones son uno de los medios de gracia que Dios ha designado para hacer lo que ciertamente hará: terminar la gran comisión y establecer Su reino. Quienes oran por la venida del reino, recibirán el reino. Quienes no lo hacen evidencian por su indiferencia que no aman ni desean la venida del Rey, y puede que sean excluidos (2 Timoteo 4:8).
También nos es dicho: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6-7) no porque Dios necesite ser informado de nuestras circunstancias o anhelos, sino porque la oración es el medio de gracia que nos ha sido dado por Dios para que nosotros podamos experimentar la paz que no solamente sobrepasa todo entendimiento, sino que también guarda nuestros corazones y pensamientos… ciertamente, nuestras oraciones no pueden cambiar la voluntad de Dios, pero si pueden traer paz a nuestros corazones. Entonces, lo que necesitamos es orar, con gozo y anhelo por aquello que Dios ya ha determinado con antelación para nuestras vidas y que es absolutamente bueno para nosotros y también orar por aquello que Dios nos ha hecho conocer que es Su voluntad.
Estamos en las manos de un Dios que gobierna todo cuanto acontece, que está haciendo que TODO obre para bien nuestro y para gloria de Su Nombre…. Así que traigamos nuestras oraciones a Él, echemos sobre Él nuestras cargas y clamemos en Su presencia: “que la palabra del Señor corra y sea glorificada” (2 Tesalonicenses 3:1) … Él ha dicho que lo hará, y nosotros oramos para que sea hecho. Somos nosotros la iglesia, quienes podemos hacer una tremenda diferencia en la historia y en nuestra localidad y en el mundo… ¡oremos sin cesar por lo que sin duda sucederá!
Añadir comentario
Comentarios