¿Qué tiene que ver el amor con ver y mostrar a Cristo? Si nos amamos unos a otros, y si amamos a nuestros enemigos, si amamos a los que son difíciles de amar, y a los que hacen cosas y creen cosas con las que no estamos de acuerdo, entonces la realidad de Cristo será visible en nosotros. Jesús dijo en Juan 13:35: “en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Si amamos, mostramos a Cristo. Pablo lo expresó de esta manera: “Llevamos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Corintios 4:10) él vivió la abnegación amorosa que vivió Jesús para que la gente viera el amor sacrificial de Jesús en su cuerpo. Jesús también dijo: “Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras [tu amor] y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16)
El amor no es la norma en nuestro mundo. Viene de otro mundo: muestra a Cristo. Pero para mostrar a Cristo necesitamos verlo. Y verlo es lo que nos convierte en el tipo de personas que naturalmente se parecen a Él y lo muestran. Si quieres convertirte en el tipo de persona amorosa que tiene tierno afecto por los demás, la clave es ver a Cristo como realmente es. “Nosotros todos, a cara descubierta, mirando [viendo] como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18) todo creyente nacido de nuevo está siendo transformado –progresivamente- a la imagen de Cristo. "Estamos siendo transformados en la misma imagen [la imagen del Señor] de gloria en gloria [no de un solo golpe, poco a poco]". Esto significa que nos estamos volviendo como Cristo, estamos creciendo en nuestra capacidad de mostrar a Cristo siendo como Cristo. Esa es la voluntad de Dios para nosotros: que seamos progresivamente conformados a la imagen de Cristo. Pero este punto principal tiene otra parte ¿Cómo estamos siendo transformados? La palabra dice que: “somos transformados a Su imagen al mirar Su gloria” es decir, te vuelves como lo que contemplas constantemente. Entonces, si queremos mostrar a Cristo para que la gente pueda verlo en nosotros, nuestra estrategia debe ser fijar nuestra mirada en Él, ponerlo ante nosotros una y otra vez. Si tratamos de mostrarlo sin contemplarlo, la carga de mostrarlo se convertirá en una labor esclavizante, tener que mostrar externamente lo que no está internamente… pero, cuando nos volvemos al Señor el Espíritu hace una transformación interna que nos da el deseo de hacer lo que Dios quiere que hagamos. La libertad es querer hacer lo que Dios te manda hacer.
¿Cómo se relaciona esto último con todo lo demás? Amar como ama Cristo será imposible sino somos transformados, ¿Cómo sucederá eso? Sucederá mirando fijamente a Jesús, el Señor. Entonces seremos libres para amar a nuestro enemigo, para amar al prójimo como a nosotros mismos, para amarnos los unos a los otros… seremos libres porque, aunque esto no esté en nuestro poder, podremos, poco a poco, crecer en esto libremente, el Espíritu Santo despertará ese deseo mientras miramos firmemente a Jesús… pero, esto no sucederá mientras miramos interminables horas de televisión vacía e insignificante; no mientras pasamos horas navegando en la Web o mientras ponemos nuestra mente en cosas que ignoran a Cristo. Si elegimos no enfocarnos en Cristo, si seguimos nuestro propio camino y nos preocupamos por otros enfoques en la vida, entonces no digamos: "¿Dónde está Dios?"
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