Bendice a quien te persigue

Publicado el 5 de septiembre de 2023, 7:19

Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dejadlo a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Por el contrario, "si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; porque al hacerlo, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza". No os dejéis vencer por el mal, sino venced el mal con el bien” Romanos 12:19-21

Dios Padre planeó rescatarnos del pecado y del infierno antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4-5). Dios Hijo compró nuestro perdón y transformación con su sangre en la cruz (1 Pedro 1:18-19). Dios el Espíritu venció toda nuestra preocupación por nosotros mismos y abrió nuestros ojos para ver la belleza de Cristo como nuestro todo (1 Pedro 2:7).

Ahora bien, en esta condición nos encontramos hoy con tres clases de personas: los que nos persiguen, los que se alegran y los que lloran. Y Pablo nos dice, con la autoridad de Dios, cómo tratarlos. Así vive una persona para quien Cristo es todo y para quien el yo es destronado, no dice simplemente: No tomes represalias, cualquiera puede usar su fuerza de voluntad para hacerlo. Es posible tener todo tipo de motivos abominables, resentidos, vengativos y prudenciales para no contraatacar. Pero la cuestión no es sólo el comportamiento, el centro de todo es tu corazón, y puedes verlo en las palabras: “Bendice a los que te persiguen. Bendícelos y no los maldigas”. Esta es una cita parcial de las palabras de Jesús en Lucas 6:28 donde Jesús dice: “Bendecid a los que os maldicen, orad por los que os ultrajan”. La palabra “orar” muestra que el comportamiento no es el único problema. La oración es la expresión a Dios de lo que anhelas. Entonces, bendecir a alguien no es sólo la forma en que lo tratas., incluye los anhelos que tienes por esa persona. Y Jesús dice que deben ser anhelos de bien, no anhelos de maldición.  Pero, ¿Orar por qué? Por Su bien, ahora y siempre. Y el mayor bien es tener la capacidad de ver, saborear y mostrar a Cristo eternamente.

Entonces la vida cristiana es radical, llega a la raíz de quiénes somos y qué anhelamos. Este tipo de comportamiento radical y significa que Cristo es todo suficiente. Proviene de no pensar en nosotros mismos más alto de lo que debemos pensar, sino pensar con sobrio juicio de nosotros mismos según la medida de fe que Dios nos ha asignado. Si vamos a ser tratados injustamente, e incluso heridos injustamente por causa de Cristo, y aun así bendecir a nuestros adversarios y orar por ellos, entonces nuestra preocupación por nosotros mismos y la exaltación personal debe morir. Pero esa muerte por sí sola no logrará nada. Debe ser reemplazado por la preocupación por Cristo, el enamoramiento por Cristo y la exaltación de Cristo. Eso es la fe: contemplar y abrazar el tesoro de Cristo que todo lo satisface… esta es la raíz de no maldecir a nuestros perseguidores y la razón para bendecirlos, orar por ellos y anhelar su bienestar eterno.

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