
“Vosotros no me elegisteis a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os puse para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé” Juan 15:16 NVI
Al día siguiente de la noche en que Jesús pronunció estas palabras a los once y a ti, se entregó en la cruz y te compró con Su sangre. Ahora eres Su fruto. El único fruto que perdura hasta la vida eterna es el fruto que brota de la cruz. "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto" (Juan 12:23-24). Somos fruto de Cristo porque Él murió por nosotros. Somos sus frutos si estamos dispuestos a tomar nuestra cruz y morir con Él. No fue casualidad que cuando Jesús ordeno ir y dar fruto, Él fue y murió. Nuestro llamado y ministerio siempre deben estar a la sombra de la cruz de Cristo. El único fruto que perdurará es el fruto que crece en la cruz.
“Vosotros no me elegisteis a mí, sino que yo os elegí a vosotros”, dice Jesús a los once apóstoles” ¿Por qué dijo: "Tú no me elegiste a mí"? No es literalmente cierto, ellos habían elegido seguir a Jesús, Él no los arrastró a Su servicio, no los sujetó con freno y ellos no están buscando formas de escapar de su ministerio. ¿Qué pasaría si Jesús hubiera dicho: "Yo no te elegí a ti, tú me elegiste a mí? Eso sería como decir: "No estoy atado a ti. Tú querías acompañarme. Si las cosas se ponen difíciles, no vengas a lloriquearme. Es tu elección, hombre. No aposté nada por tu éxito" Pero Jesús dijo lo contrario: "No me elegisteis vosotros, sino que yo os elegí a vosotros". Entonces, el significado probablemente sea: "Tu presencia aquí es obra mía, por lo que asumo toda la responsabilidad. Sé que accediste a unirte a mí en este trabajo, pero en el fondo de tu corazón sabes que fui yo quien te reclamó y, por lo tanto, mi honor y no el tuyo, está en juego en este trabajo". Si eso es lo que Jesús quiere decir, entonces la razón por la que dijo: "Tú no me elegiste a mí, sino que yo te elegí a ti, fue para animarnos a creer que Él nos ayudaría. Si Su honor está en juego en nuestro victoria porque Él nos eligió para la obra, entonces podemos estar seguros de que ejercerá todo Su poder para hacernos fructíferos. Jesús no permitirá que Su sabiduría sea despreciada a la ligera.
Ni tú ni yo habríamos escogido a Jesús si Él no nos hubiera revelado la gloria del Padre. Si Jesús no nos hubiera permitido ver en Él la imagen del Dios invisible, nunca hubiéramos venido. Muertos en delitos y pecados, cegados por el dios de este mundo, estábamos irremediablemente empecinados en el infierno hasta que nos llamó por nuestro nombre y nos resucitó de entre los muertos. “Las ovejas oyen su voz y él llama a sus ovejas por su nombre (las escoge) y las saca” (Juan 10:3). "Y os he designado para que vayáis y deis fruto". Si, el origen y la seguridad de tu ministerio es la elección, el objetivo inmediato es dar fruto, pero todo lo que hagamos se convertirá en nada a menos que lo hagamos a través de una dependencia consciente y permanente de Cristo. Finalmente, el fin por el cual buscamos dar fruto no debe ser nuestro beneficio o el beneficio de otros, sino más bien que Dios Padre sea glorificado a través de lo que nosotros estamos haciendo… "En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos". El fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutarlo para siempre. Y eso nos lleva de vuelta a donde empezamos. “Tú no me has elegido a mí, sino que yo te he elegido a ti”. El honor de Cristo está en juego en que tú, a quien Él eligió, des fruto. Amén
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