El amor y la gloria de Dios

Publicado el 5 de octubre de 2023, 5:51

“Estaba enfermo cierto hombre llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: «Señor, el que Tú amas está enfermo». Cuando Jesús lo oyó, dijo: «Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella».  Y Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro (Juan 11:1-5).

En este relato tenemos al amor de Dios y la gloria de Dios manifestándose al mismo tiempo, para nosotros que podemos ver la situación completa es posible ver ambas cosas y gozarnos en ellas. Pero, consideremos la situación de estas dos hermanas, ellas saben cuan grave es la condición de su hermano y que sólo Cristo puede hacer algo al respecto, ellas envían este mensaje a Él y ¿qué hace Jesús? Él no se apresura a regresar con el mensajero, Él ni siquiera ordena desde la distancia la sanidad de Lázaro (y podía hacerlo)… por increíble que parezca, Él “cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba” (v 6) ¿Cómo le encuentras sentido a eso? Así es como le encuentras sentido. Ser amado por Dios no significa que Él nos haga centrales, sino que Él mismo se hace central para nuestro disfrute, una vez más consideremos este interrogante ¿Te sientes más amado porque Dios te engrandece o te permite disfrutar de engrandecerlo a Él para siempre? Este texto nos dice que el amor es el hecho de que Dios hace lo que debe hacer a un gran costo para Sí mismo, y a veces para nosotros, para cautivarnos con lo que nos hará eterna y plenamente satisfechos, es decir, Él mismo. 

Esta es la razón por la que Él dijo: “Esta enfermedad no es para muerte” es decir, el propósito por el cual ha sido permitida no es simplemente para provocar la muerte del cuerpo de Lázaro… A su tiempo el iría, le resucitaría y les daría algo mucho más sorprendente que una sanidad: la posibilidad de ver Su gloria, el privilegio de poder ver la gloria del Único que puede satisfacer sus almas para siempre. Pero esto tendría un precio, la muerte de su hermano, y aunque sea difícil de creer esto es amor. El amor en la Biblia es difundir la pasión por Dios a todas las personas para su gozo. El amor no es hacer que las personas se sientan bien consigo mismas; es hacer que la gente se sienta cautivada por Dios, satisfecha con Dios. Porque lo único que satisfará nuestras almas para siempre es Él, no nosotros

¿Se cumplió este propósito en la vida de Lázaro y sus hermanas? El relato bíblico nos dice lo que sucedió tiempo después “Entonces María, tomando unos 300 gramos de perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. Y Judas Iscariote, uno de Sus discípulos, el que lo iba a entrega, dijo: «¿Por qué no se vendió este perfume por 300 denario y se dio a los pobres?” (Juan 12:3-5)… El comentario de Judas puede resumirse en dos palabras: QUE DESPERDICIO ¿pero es así? María echó sobre los pies de Cristo lo más valioso que poseía. Ese podría ser un tesoro para cualquier otra mujer de ese tiempo, pero no para una que había visto la gloria de Dios… el tesoro de María era otro, su tesoro era Cristo. La pregunta esta mañana es ¿es Cristo ese tesoro para ti? Mientras esto no sea verdad en nuestras vidas, estaremos insatisfechos y frustrados con nuestra realidad presente… esclavos del deseo de algo distinto, algo “mejor” y completamente incapacitados para amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas.

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