
¿Cuál es en el evangelio el bien mejor, más elevado y final que hace que el evangelio sea una buena noticia? ¿es justificación por la fe? ¿Es el perdón de los pecados (redención)? ¿Es la eliminación de la ira de Dios (propiciación)? ¿Es liberación de la esclavitud del pecado? ¿Es escape o rescate del infierno? ¿Es la entrada al cielo? ¿Es vida eterna? ¿Es liberación del dolor, la enfermedad y el conflicto? la lista magnífica, gloriosa e impresionante y esto es sólo un breve resumen, pero nada de esto es el bien más elevado, mejor y final que hace que el evangelio sea una buena noticia. De hecho, si todas esas cosas gloriosas no conducen a otra cosa, no son buenas noticias. Es posible creer todas esas cosas y nunca abrazar aquello para lo cual están destinadas a que las aceptes. Todas esas cosas te están llevando a alguna parte y si no llegas allí, no eres salvo. ¿Adónde nos llevan? ¿A dónde nos llevan la justificación, el perdón, la redención, la propiciación, el rescate del infierno, la entrada al cielo, la vida eterna y la liberación del dolor, la enfermedad y el conflicto?
Consideremos lo dicho por Pablo: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:3-6) Consideremos también: “Porque lo primero que os he enseñado es lo que también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4) Este último pasaje relata el evento del evangelio. Pero los acontecimientos de la historia no son buenas noticias en el siglo XXI ni en la eternidad, a menos que tengan un efecto. Por lo tanto, decir que la muerte de Cristo por el pecado y la sepultura y la resurrección son el mayor bien del evangelio no es completamente acertado, sino que todos estos eventos son el precio pagado para comprar el mayor bien de las buenas nuevas.
Lo bueno de las buenas nuevas es la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios. Es la gloria de Dios en el rostro de Cristo: vista, saboreada, abrazada, atesorada y satisfaciendo cada vez más tu alma para siempre. Ese es el corazón del evangelio. Entonces, ¿de qué se trata el evangelio? es el evangelio de la gloria de Cristo. De eso se trata el evangelio, así que el bien supremo, mejor y final no es la justificación. Ser justo no tiene importancia para mí si no me permite acceder a mi tesoro y así con cualquier otro beneficio que el evangelio pueda traer al creyente, es secundario y sólo son medios para disfrutar a Dios. Entonces, ¿Cuál es el bien supremo, mejor y final que hace que todas las demás partes del evangelio sean buenas nuevas? la respuesta es: ver, saborear, disfrutar, satisfacerse y atesorar la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios… y sí ese es el mayor bien que nos es dado por medio del evangelio, ¿cuál es la pérdida de quienes no son salvos?
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