Piedras vivas del edificio de Dios

Publicado el 4 de mayo de 2024, 4:49

"Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio” 1 Pedro 2:9

Todos los que han creído en Cristo están llamados por Dios a acercarse al altar y al trono, y a hacer su propio sacrificio personal en la adoración personal y en la colectiva. Y por tanto debéis ser santos (1:15). Debemos ser apartados para Dios, limpiados por la sangre de Cristo y dedicados a hacer oposición inclemente al pecado en nuestra vida. Por tanto, si tu mano te hace pecar, córtala… si tu ojo te hace pecar, sácalo. Eres un sacerdote para Dios, eres parte de un equipo de adoración, llamado "el sacerdocio santo". Sin esta santidad obrada por Dios, no podemos ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

También todos los que han creído son piedras vivas edificadas por Dios en una casa espiritual, es decir, un templo hecho para la presencia de un Dios santo.  Pablo dijo en Efesios 2:20-22: “…Cristo Jesús mismo, siendo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” como iglesia, estamos destinados por Cristo a ser la morada de Dios. Hay una presencia, un poder y una manifestación del Espíritu de Dios destinados a ser conocidos cuando nos reunimos para adorar que no podemos conocer en ningún otro momento de forma aislada. No somos sólo piedras vivas aisladas, estamos siendo edificados (por Cristo) como una casa espiritual. Somos más que un grupo de individuos reunidos, somos piedras que están destinadas a encajar de tal manera que lleguemos a ser un templo, una morada de Dios. Sólo hay un modo en que esto sea posible "Y acercándose a Él, como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa, vosotros también sois edificados como piedras vivas¿Cómo estamos siendo edificados en esta casa espiritual? Al venir a Cristo. Venir a Cristo no únicamente en la conversión, venir a Cristo es lo que haces cuando anhelas Su Palabra como un bebé anhela la leche y, al anhelarla, vas a ella y te alimentas de ella y encuentras a Cristo en ella. “Se sacian de la abundancia de tu casa, y tú les das de beber del río de tus delicias” (Salmo 36:8).

Si vamos a ser un templo espiritual para la presencia de Dios, y si vamos a ser un sacerdocio santo, y si vamos a ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios, entonces debemos día tras día, hora tras hora venir a Cristo. Debemos probar Su bondad alimentándonos de Su Palabra —sus promesas, sus mandamientos, sus enseñanzas, sus advertencias— para estar llenos de Él es necesario que Su Palabra more abundantemente entre nosotros mientras nos enseñamos y amonestamos unos a otros con agradecimiento en nuestros corazones a Dios.

Valoración: 5 estrellas
4 votos

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios