Un privilegio dispuesto para todos, pero disfrutado por pocos

Publicado el 20 de junio de 2024, 6:12

Santiago exhorta a cada creyente que por la acción del evangelio ha experimentado el milagro del nuevo nacimiento que transformó ese corazón de piedra con el que nació físicamente por un corazón de carne, Dios había prometido que Su Palabra, Su ley estaría grabada (implantada) en este nuevo corazón y por medio de Santiago nos insta a no conformarnos con ello, sino a que más bien recibamos cada día ininterrumpidamente Su Palabra. Ahora ciertamente que las Escrituras son muy ricas en su contenido, y dice Pablo que “todo es inspirado por Dios y provechoso” (2 Timoteo 3:17) pero a pesar de esto, son una sola pieza de tela y en el centro, como lo más glorioso del diseño esta la revelación del evangelio. Entonces cada día con mansedumbre recibe la palabra de Dios. Es decir, ve todos los días a la Biblia, respira la Biblia. No intentes contener la respiración de lunes a miércoles y luego de jueves a domingo… ¡recibe con mansedumbre aquello que te mantiene con vida espiritual, la Palabra de Dios!

Se nos ha dicho ¡recibid la Palabra! Y este verbo tiene sus implicaciones. No es sólo recibir y simplemente, el vocablo griego usado en esta palabra significa: bienvenido. Entonces no es recibir y ya, es recibir como se recibe algo que se aprecia… no es recibir con resignación, sino recibir como se recibe algo que se anhela. Entonces hay una manera de leer la Biblia que hace que sea recibida, y hay una manera de leerla en la que se hace porque se tiene que leerla y no se recibe. Léela con el deseo de recibir… Acude a la Palabra clamando a Dios con mansedumbre y recibirás de ella lo que necesitas. Haz de tu tiempo en la Escritura un tiempo en el que recibes… y esto sucede cuando no sólo lees, sino que también meditas en la palabra. Atrévete a que la Palabra haga de ti un árbol plantado junto a corrientes de agua, es decir, alguien que recibe todo lo que la palabra tiene para dar (Salmo 1:1-3) lo que dice el salmista es la descripción del efecto de la palabra cuando la recibes. Es decir, cuando meditas en ello, lo reflexionas y lo saboreas. Recibir la palabra significa asimilarla profundamente, introducirla en nuestro corazón y no dejar de pensar en ella hasta que nos bendiga.

Dice Pablo en 1 Timoteo 1: “Palabra verdadera, y digna de ser aceptada por todos los hombres: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores; entre los cuales yo soy el primero” Oh mi querido hermano… la Palabra de Dios es verdadera y digna de ser aceptada, los dichos de Su boca son más agradables que la miel y si tú has nacido de nuevo es imposible que puedas vivir sin alimentarte de ella. Oh Señor que recibamos tu Palabra con mansedumbre, que nos resulte más agradable que la miel. Señor, abre nuestros corazones para esto, te lo ruego. Amén

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