Un corazón y un espíritu nuevo para nuestros hijos

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” Ezequiel 36:26-27

En algún momento Dios, en Su misericordia obra con poder sobrenatural en el corazón de nuestros hijos –no siempre sabemos cuándo- es un misterio como lo es para el agricultor el momento en que la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Así Dios sin que sepamos cómo y cuándo de repente Él abre sus ojos (Efesios 1:18) Él simplemente ordena: “sea la luz”. Él hace que nazcan de nuevo y en ese evento les da un corazón sensible a Su Palabra, Él hace que puedan oír con fe y tengan papilas gustativas espirituales que pueden deleitarse en Dios. En este punto nuestros hijos experimentaran una nueva visión y un nuevo gusto espiritual de Jesús y Su obra y nosotros necesitamos mucha sabiduría para continuar acompañando ahora su crecimiento y maduración en la fe, brindándoles toda la ayuda bíblica posible. Y siempre estamos orando, orando sin cesar, para que cada día Dios abra aún más sus ojos para que vean cosas maravillosas en la Escritura que le confirmen que Dios es real y Su palabra es verdadera.

Finalmente nos encontramos con la etapa de madurez espiritual de nuestros hijos. En esta etapa nuestra oración debe seguir siendo ferviente y constante, deseamos que Dios profundice en ellos la capacidad de ver y saborear Su gloria por sobre todas las cosas que el mundo les ofrecerá, que Dios les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, alumbrando los ojos de su entendimiento, para que sepan cuál es la esperanza a la que Él los ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. Y no sólo que profundice su capacidad de ver y saborear la gloria de Dios, sino que les haga crecer en su capacidad de entender y describir bíblicamente lo que está sucediendo en sus vidas, que ellos puedan ser plenamente capaces de comprender cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento a fin de que lleguen a ser llenos de toda la plenitud de Dios.

Así que, resumiendo lo que hemos dicho para responder la pregunta ¿Cómo les damos a conocer a nuestros hijos todo el consejo de Dios de tal modo que si sus vidas terminan antes que las nuestras hayan conocido y creído lo suficiente del consejo de Dios como para ser salvos de la ira venidera y nosotros ser inocentes de la sangre de cada uno de ellos? Debemos trabajar arduamente para que ellos tengan la certeza que TODA la Biblia es verdad y esto solo es posible disponiendo nuestros corazones para que la gloria singular de Dios brille en nuestras vidas a través del modo en que vivimos y andamos, y que brille en cada pasaje bíblico que usemos para enseñarles diariamente…. Seamos fieles en esta labor y en nuestra intercesión por ellos, así como el agricultor trabaja ardua y fielmente en ese campo con la esperanza en que cuando él no sepa aquella semilla germinará y crecerá para fructificar. Cuando ese momento llegue y Dios ordene a sus ojos ver, esta nueva visión de la gloria de Dios se autentificará por sí misma. Ellos habrán pasado de muerte a vida, y será Dios quien dé el crecimiento a esa semilla que fue plantada y regada por nosotros.

Oración: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Sí, Señor, tu nombre sea santificado a través de los hijos que tú nos has dado. Venga tu reino y hágase tu voluntad en y a través de las vidas de cada uno de ellos. Ayúdanos a dirigir sus corazones hacia ti y hacia tu reino. Perdónanos, Señor, porque hemos fallado en visualizar el valor que tienen ellos para ti y para tu reino. Por favor, alumbra los ojos de nuestros corazones para que así seamos capaces de ver a nuestros hijos tal como tú los ves, como vasijas en tu mano. Amén.