
Los verdaderos pacificadores son gente que le pertenecen a Dios como Sus hijos. La razón de la bienaventuranza que es anunciada para ellos es precisamente porque son llamados hijos del Dios de paz (Romanos 15:33) como hijos Suyos son pacificadores como Aquel que es su Padre.
¿Por qué es llamado Dios de paz? Porque a pesar de no tener ninguna necesidad de nosotros, a pesar de ser la parte ofendida fue Él quien envió a Su Hijo para hacer la paz con el hombre transgresor y aborrecedor de Su gloria, y mediante esa paz llevar paz entre los hombres que se aborrecen mutuamente. Cristo se humilló hasta lo sumo para buscar esa paz (Filipenses 2:5-8) así quien ha recibido vida espiritual por el nuevo nacimiento tiene un deseo genuino de procurar y llevar esa paz a todos los que pueden ser alcanzados por su influencia. Los cristianos, los pacificadores son bienaventurados porque disfrutan lo que hizo el Príncipe de paz, es decir, Cristo. Dice Pablo a los Efesios: “Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en Su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz”. Cristo se despojó de todo para darnos Su paz, Él se humilló, no buscó lo suyo sino lo nuestro. No pecó nunca, pero por el gozo puesto delante de Él llevó nuestros pecados en la cruz, recibió sobre Sí mismo maldición para bendecirnos a nosotros, recibió ira sin misericordia para que nosotros podamos hoy tener misericordia sin ira. Hoy nosotros por causa de Su obra podemos acercarnos confiadamente ante el trono de la gracia, y encontrar siempre en él misericordia y gracia para el oportuno socorro. ¿Disfrutas esta paz de Dios?, ¿No crees que es maravilloso lo que Cristo ha hecho por Su pueblo dentro del cual tú has sido llamado? Siempre serán dichosos los cristianos, y para siempre tendrán la paz que costó la sangre de Cristo, y nadie jamás se las podrá quitar, tal como dijo Pablo en Romanos 8:38-39: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Solo los que han recibido la paz de Dios por la obra de Cristo, pueden vivir como hijos amados, imitando a su padre celestial al promover la verdadera paz, que es el mensaje del evangelio, la reconciliación con Dios, que es lo único que indudablemente puede traer la paz también entre los seres humanos que atienden este llamado. ¿Eres uno de esos bienaventurados que ha recibido la paz de Dios?, ¿la promueves con fervor?, ¿buscas que otros se reconcilien con Dios?, ¿ese es el mensaje que predica tu estilo de vida a los demás?, si es así, eres bienaventurado y serás llamado y reconocido por Dios como Su hijo.
Oración: Señor como nos conmueven las necesidades temporales de las personas, somos tan capaces de ser empáticos cuando nos vemos reflejados en esas circunstancias, pero también cuán fácil es para nosotros olvidarnos de la verdadera raíz de todos los problemas que vive el ser humano, tu palabra dice que no puede haber paz para los malos a menos que por tu intervención seamos hechos una nueva creación reconciliados contigo y capacitados para vivir en paz con los demás, oh Señor que podamos tener en alta estima el haber sido reconciliados contigo por medio de Cristo para que podamos también procurar que otros tengan lo que nosotros tenemos: paz con Dios. Oh Señor que podamos ser verdaderos pacificadores, que viven para promover la verdadera paz y de ese modo seamos dignos de ser llamados Hijos del Único Dios Verdadero. Amén
Añadir comentario
Comentarios
Amén
Amén 🙏🙏🙏