
“No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado”. Daniel 3:16-18, LBLA
Este escenario nos plantea un reto. Nuestros corazones saben que Dios puede liberarnos de cualquier opresión, persecución o dolor. Jesús nos instruye a orar “líbranos del mal”, porque Él puede hacerlo. Pero les pregunto: ¿qué sucede cuando la realidad de la adversidad golpea nuestras puertas? Es fácil proclamar la soberanía de Dios en tiempos de paz, pero al enfrentar el fuego de la tribulación, nuestras convicciones se ponen a prueba. La verdadera pregunta que debe confrontarnos en medio de la adversidad es: si Dios decide no actuar como creo que debería hacerlo, ¿seguiré confiando en Él? ¿Persistiré en mi devoción y amor, incluso cuando mis súplicas parezcan rebotar en el silencio? Imaginemos a aquellos tres jóvenes hebreos en pie, desafiando el temor, mientras otros se arrodillaban ante la presión. Ellos han declarado con valentía delante de todos: “Mi Dios puede librarme, pero si no lo hace, seguiré confiando en Él”. Este es el tipo de fe que necesitamos cultivar: una fe que reconoce la grandeza de Dios y, a la vez, se somete a Su voluntad.
Cuando nos encontramos en el horno, podemos sentir el calor abrasador de nuestras luchas. ¿Te sientes así hoy? ¿Sientes que las llamas te rodean y apenas puedes seguir adelante? Pero, oh amados, no olvidemos que, en medio de las llamas, hay Uno que camina con nosotros. ¿Puedes ver a ese cuarto hombre en el fuego contigo? (Daniel 3:25) Él ha prometido estar a nuestro lado. Su amor es profundo y poderoso. Nos sostiene y nos fortalece, incluso en nuestros momentos más oscuros. Si hoy te sientes desanimado, si la duda ha empezado a brotar en tu corazón, no te desanimes. La Escritura nos instruye a no cansarnos de hacer el bien, a no rendirnos en la batalla de la fe. Tengamos presente el sacrificio de Aquel que soportó la cruz y la humillación, para que tú y yo no desfallezcamos.
Llegará un día en que seremos introducidos a un horno del cual no seremos librados y nos consumirá por completo, pero la Palabra nos asegura que emergemos en un lugar donde la agonía no puede seguirnos. En la gracia que Dios nos ofrece, resistamos y declaremos: “Mi Dios puede librarme de esta pesadilla si así lo elige. Pero si no lo hace, yo bendeciré y honraré Su Santo Nombre, y despertaré para ver Su rostro en gloria”. Así que, amada Iglesia, mantengamos nuestra mirada en Él. Su amor por nosotros es inquebrantable, y en cada paso que demos, estemos seguros de que Su gracia nos acompaña.
Oración: Amado Dios te damos gracias por Tu palabra que nos fortalece y nos guía. En medio de nuestras pruebas y tribulaciones, te pedimos que aumentes nuestra fe. Ayúdanos a confiar en Ti, incluso cuando las circunstancias parecen desalentadoras. Que podamos recordar siempre que Tú estás con nosotros en el horno, sosteniéndonos y fortaleciendo nuestra esperanza. Señor que sin importar el resultado de lo que hoy vivimos en Tu misericordia concédenos el valor para perseverar y la sabiduría para confiar en Tu voluntad… fortalece nuestro hombre interior para que podamos permanecer fiel hasta el final ¡Amén!
Añadir comentario
Comentarios
Amén 🙏🙏🙏
Ayúdanos Señor Amén, amén y amén,