Prepárate para la gloria

Publicado el 5 de junio de 2025, 5:03

“Es mi anhelo y mi esperanza que de ninguna manera seré avergonzado, sino que, con pleno ánimo, ahora como siempre, Cristo será honrado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerteFilipenses 1:20

¿Alguna vez has meditado en esa dulce esperanza que Pablo comparte en Filipenses 1:20–21? Tú, en tu corazón, debes escuchar estas palabras: “Es mi anhelo y mi esperanza que de ninguna manera seré avergonzado, sino que, con pleno ánimo, ahora como siempre, Cristo será honrado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte¡Qué confianza tan firme y poderosa! Porque, sin importar cuales sean las pruebas, tribulaciones o peligros que enfrentes, tú puedes hacerlo confiando en Aquel nunca falla.

Y dime, ¿qué temes tú en presencia de la muerte? ¿No sientes, en lo profundo de tu alma, esa sombra que acecha y que amenaza con llenarte de temor? Pero, ¡escucha!, cuando tu vista está fija en Cristo, la muerte ya no es enemiga, ya ha sido despojada de su aguijón para convertirse en un medio de gracia que hace posible tu entrada en la gloria eterna, cuando el justo muere es quitado de la aflicción temporal para encontrar la paz eterna (Isaías 57:1-2) Pablo, en su encierro, no ve la muerte como un fin, sino como una ganancia, un descanso en los brazos del Salvador, es por ello que para él morir es mucho mejor… tal como dijo: “Para mí, el vivir es Cristo, y el morir, es ganancia” ¿Y qué significa esto para nosotros, hoy? Que vivir en Cristo es prepararnos para la hora en que partiremos de esta tierra. Porque cada día que vivimos en Él, es un día que morimos un poco más a nosotros mismos. Es una muerte constante a la vanidad, a la autosuficiencia, a los deseos mundanos. Y en esa muerte, en esa entrega diaria, encontramos la verdadera vida, esa que no puede arrebatarte ningún enemigo. Iglesia, estamos llamados a vivir con los ojos en la eternidad, a fortalecer nuestra alma en la esperanza de la resurrección y a prepararnos para ese momento supremo en que veamos a Cristo “tal como es” (1 Juan 3:2).

¡No dejes que el temor te paralice! La muerte, para aquel que sea rendido al señorío de Cristo, no tiene poder. Es solo un paso hacia la presencia del Rey, una puerta que se abre para entrar en la gloria y dejar atrás este mundo lleno de aflicción (Juan 16:33). Cuando entiendes esto, cada instante se llena de propósito y de valentía. Puedes mirar a esa tumba con la certeza de que, en Cristo, la sombra se disipa y la luz eterna te espera. Así que, amado hermano, ¿está esta esperanza en tu corazón? Porque aquel que vive en esa promesa, puede decir con toda verdad: “Para mí, el vivir es Cristo, y el morir, es ganancia” es de este modo como en la vida y en la muerte, Cristo será honrado en tu cuerpo. Anímate, confía, y afianza tu alma en esa esperanza eterna. Y, cuando ese día llegue, estarás para siempre en la presencia del Salvador, en una eterna esperanza, donde no habrá más lágrimas ni dolor.

¡Gloria a Dios por esa esperanza que nunca falla! ¡Alaba al Señor, y vive con fe, porque tú también puedes experimentar esa gozosa certeza: el paraíso te espera, y con ello, la gloria sin fin!

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Comentarios

Shirley García
hace un mes

Amén, amén

Yamileth
hace un mes

Amén.