Una búsqueda que no satisface

Publicado el 11 de diciembre de 2025, 3:40

“Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed” Juan 4:13

La conversación de ese encuentro muestra que la búsqueda de plenitud muchas veces se dirige hacia fuentes que prometen confort pero que, a la larga, no satisfacen. El ser humano, al tratar de hallar sentido en vínculos humanos, logros externos o experiencias pasajeras, descubre repetidamente que ninguno de esos caminos trae una dicha que permanezca. En lugar de resolver el vacío interno, estas vías lo dejan más consciente de su necesidad. Así, cada intento parece abrir una nueva puerta que finalmente conduce a la misma insatisfacción fundamental.

Puede ocurrir que el deseo de seguridad impulse a coleccionar riquezas o a modificar el entorno material a fin de generar bienestar. Sin embargo, las posesiones tampoco logran calmar la inquietud profunda que el alma trae desde su creación, y la experiencia de “tener” no es garantía de “ser satisfecho”. Alternativamente, la vida religiosa organizada, con su ritmo de reuniones y estudios, ofrece una apariencia de acercamiento a la verdad, pero puede fallar en tocar los afectos más profundos y revelar una hipocresía que desanima. En otros casos, se recurre a hábitos que prometen alivio inmediato, como placeres o escapes que, si bien proporcionan un impulso momentáneo, dejan una sensación de desolación y una necesidad aún mayor de verdad.

Previo a Su conversación con la samaritana Cristo había conversado con alguien más que también buscaba, aunque no del mismo modo que la samaritana. En su encuentro con Jesús, Nicodemo entendió que la vida no se entiende plenamente sin un cambio interior profundo. Un cambio que no es posible alcanzar a través del esfuerzo humano, que debe nacer de la gracia de Dios. Este cambio interno, conocido como nuevo nacimiento, es la clave para ver y entrar en el reino de Dios, y es precisamente lo único que puede dar significado a toda existencia. La enseñanza que emerge de estas dos historias persiste hoy: la experiencia de satisfacción verdadera no depende de las circunstancias externas, sino de una relación con Dios que transforma la voluntad y los afectos de la persona. La naturaleza humana no ha cambiado. Si queremos encontrar verdadera satisfacción en la vida, sólo la encontraremos en una relación personal con Dios. Sólo cuando lo apreciemos por encima de todo, encontraremos un gozo duradero… pero eso no sucederá a menos que ocurra en nosotros el milagro del nuevo nacimiento.

Oración: Padre Celestial, te damos gracias por la forma en que tu gracia pone en claro la dirección de nuestra búsqueda. Ayúdanos a entender que la plenitud no está en estrategias humanas ni en satisfacciones temporales, sino en una comunión verdadera contigo que transforme el corazón. Haz que la realidad de Tu gracia gobierne nuestros afectos, palabras y decisiones, para que cada paso revele que Jesús es la verdadera fuente de vida. Concede, Señor, que la experiencia de un nuevo nacimiento produzca en nosotros gozo que permanece y nos impulse a vivir de modo que toda nuestra existencia testifique de Tu gloria. Amén

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Comentarios

Shirley García
hace 2 días

Amén 🙏🙏🙏

Yamileth
hace un día

Amén