Lo que el diablo no quiere que sepas

Publicado el 27 de febrero de 2023, 0:02

“En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” 1 Juan 5:2-3.


Aquí hay una verdad que el diablo realmente no quiere que sepas: los mandamientos de Dios no son gravosos. El diablo quiere que creas que los mandamientos de Dios son tortuosamente pesados y la muerte de tu felicidad. El diablo quiere que creas que Dios te niega la alegría mediante las limitaciones que Él pone sobre ti. Es la estrategia que ha usado con todos los hombres desde Adán, él ciega el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2 Corintios 4:4). Así que no solo habla lo que es falso, también esconde lo que es verdadero. Su objetivo es usar el dolor y el placer para hacernos ciegos, tontos, y miserables… para siempre. 

Los mandamientos de Dios son solo liberadores, especialmente en sus limitaciones. Lo que el diablo sabe, y a menudo no vemos al principio, es que traspasar los límites misericordiosos de Dios no es la verdadera libertad, sino que nos estamos vendiendo a nosotros mismos como esclavos. Cada vez que obedecemos el mandato de Dios, Él nos libera o nos mantiene libres de la esclavitud ciega, opresiva y destructiva del pecado y aumenta nuestra capacidad de alegría. Los mandamientos de Dios no son gravosos; son la puerta estrecha a la vida y la verdadera libertad. El diablo no quiere que sepas o creas nada de esto. Él quiere que pienses que obedecer es sinónimo de aburrimiento y esclavitud, especialmente en el más grande de los mandamientos: “Amar a Dios sobre todas las cosas” Pero Dios quiere que experimentes su amor a través de sus mandamientos, especialmente Su gran mandato. Dios quiere que experimentes la vida en sus mandamientos. Dios quiere que sepas de sus mandamientos, que Jesús ya  los ha obedecido perfectamente para ti, ahora forman el camino de la fe para tu duro viaje a través de este valle de sombra de muerte hacia la puerta angosta que conduce a la vida. Y esta puerta te abrirá el mundo de alegría más extenso que jamás conocerás: el cielo, un lugar donde las riquezas de la gracia de Dios resplandecen aún más de lo que lo hacen aquí en la tierra.

A medida que el final de esta era se acerca, y Satanás incrementa su odio, Jesús nos llama a la oración en tiempos de guerra: “Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36). La pregunta no es si usted quiere estar en esta guerra. Todo el mundo está en ella. O bien somos vencidos por el diablo y seguimos al “príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2) como ganado a la masacre; o resistimos: “Resistidle, firmes en la fe” (1 Pedro 5:9). No hay zona neutral. Ya sea que triunfas “por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio”, o eres esclavizado por Satanás. Por lo tanto: “Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:3), y “Pelea la buena batalla” (1 Timoteo 1:18). ¡Ora sin cesar!

 

Oración: Dios Todopoderoso en este día te alabo y te bendigo por la persona que eres, tú y sólo tú eres digno de adoración. Gracias Señor por trazar un camino seguro para mi hacía el cielo a través de tus mandamientos, gracias porque no los has hecho imposibles de vivir, ni demasiado lejanos para obedecerlos, Señor no permitas que la mentira del maligno prospere en mi corazón, que a través de la obediencia yo pueda conocer la verdadera libertad que no se da a través del libertinaje sino en la ausencia de la esclavitud del pecado. Amén

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