
Versículo 11: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.” Versículos 14-15: “Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.” En otras palabras, a aquellos que el Padre escogió, también los dio al Hijo, y aquellos que El llamó, también los justificó poniendo su vida por sus ovejas. Y en la base de este sacrificio. . . Versículos 27-30: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.” En otras palabras, aquellos que el Padre escogió para sí mismo, también se los dio al Hijo, y aquellos que les dio al Hijo, el Hijo también los llamó, y aquellos que llamó también dio su vida por ellos, y aquellos por los que murió, les dio vida eterna, y nunca pueden ser arrebatados de su mano.
La imagen que tenemos en Juan 10 es la de un gran pastor que soberanamente salva a sus ovejas. El Padre se las da. Él muere por ellas. Las llama por su nombre. Les da vida eterna. Y las tiene para sí por siempre. Y justo cuando los discípulos judíos comenzaban a sentir que ellos eran los herederos seleccionados reales de Abraham, Jesús da el golpe en el versículo 16: “Tengo otras ovejas (entre los gentiles) que ni siquiera son de este rebaño (judío)” Cristo tiene más gente además de aquellos ya convertidos –otra gente aparte de nosotros. "Tengo otras ovejas que no son de este redil." Siempre habrá gente que argumenta que la doctrina de la predestinación hace innecesaria la evangelización. Pero están equivocados. No hace innecesaria la evangelización, sino que más bien hace que la evangelización tenga esperanza.
El Señor se ha comprometido a traer a las ovejas perdidas a casa. Y Él lo hará. “Tengo otras ovejas que no son de este redil; a ésas también me es necesario traerlas.” ÉL las traerá. ¡Esto no significa que Cristo traerá a sus ovejas sin preguntarnos! En Juan 17:18 y 20:21 Jesús dice: “Como el Padre me ha enviado, así también yo os envío.” Nosotros continuamos la misión de Cristo. Y así Jesús ora en 17:20, “Mas no ruego sólo por éstos [sus discípulos], sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.” Es decir, justo como la voz del pastor llamó a sus ovejas de los mismos labios de Jesús en Palestina, así Él habla todavía hoy a través del evangelio y llama a sus ovejas por su nombre, y ellas oyen su voz y le siguen. Él lo hace. ¡Pero no sin nosotros!
Esta es la maravilla del evangelio. Cuando es predicado verdaderamente en el poder del Espíritu, no es solamente palabra de hombre. Es la Palabra de Dios (1 Tesalonicenses 2:13) Esto quiere decir que, aún hoy, el evangelio es tan verdadero como en los tiempos de Jesús, “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27) Cristo es quien llama en el evangelio y también es Cristo quien reúne. Nosotros somos solamente testigos. Por lo tanto, podemos animarnos: Toda autoridad en el cielo y en la tierra ha sido dada al Hijo de Dios y El declara: “Debo traer mis otras ovejas” Y Él lo hará.
Oración: amado Dios antes de la fundación del mundo ya tú te habías un hecho un pueblo para ti mismo, en tu presciencia fuimos amados y escogidos, y hoy me recuerdas una vez más que aún hay otras ovejas que hacen parte de tu rebaño que están fuera y es necesario traerlas a tu rebaño, Señor la obra nunca será nuestra pero que glorioso es poder ser testigo de cómo tú llamas y reúnes a tus ovejas, por tanto oh Señor heme aquí, concédeme el privilegio de ver la gloriosa obra del evangelio en aquellos que son cercanos a mí. Amén
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