
En el evangelio según Juan capítulo 10 leemos: “Y las ovejas oyen su voz; llama a SUS ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas.” Versículo 14: “Yo soy el buen pastor, y conozco MIS ovejas y las MÍAS me conocen.” En otras palabras no toda la gente en el rebaño de Israel pertenecía verdaderamente a Cristo. Algunos eran sus ovejas, algunos no. La razón por la cual algunas pertenecían a Jesús, de manera que las pudiera llamar SUYAS, es que. . . Versículo 29: "Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre." Esta es la forma en que Jesús habla acerca de la elección. Dios ha escogido a un pueblo para ser suyo. Ellos son sus ovejas elegidas. Luego, se las da a su Hijo para que sean salvadas por su fe en Él. Lo puedes ver claramente en Juan 17:6, donde Jesús le dice a su Padre: "He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; eran tuyos y me los diste, y han guardado tu palabra."
Así que Jesús puede hablar con confianza acerca de que algunas ovejas del rebaño de Israel son definitivamente suyas, porque primero pertenecían al Padre por elección, y luego fueron dadas al Hijo por el Padre -"Tuyos eran, y me los diste" (Ver Juan 6:37, 39, 44, 65; 17:9, 24, 24: 18:9)
Por lo tanto, conociendo a aquellos que son suyos. Juan 3b-4 dice: “Y las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.” Y Juan 10:27 dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” Él separa oveja de oveja, como dice Ezequiel, llamándolas por su nombre. Cuando las llama, sus ovejas reconocen su voz y le siguen, y las reúne en un nuevo rebaño, concretamente la iglesia. Es importante entender lo que estos versículos nos están diciendo: ser una oveja de Cristo, te capacita para responder a su llamado. No es al contrario; responder a su llamado no te hace una de sus ovejas. Esto es lo ofensivo acerca de este pasaje, porque le quita al incrédulo la presunción de que la determinación final de su vida descansa en su propio poder, por ello el versículo 26 dice: “Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas.”
Imagínate a ti mismo como un fariseo escuchando el mensaje de Jesús y diciéndote a ti mismo: “Si él cree que voy a ser arrastrado por ese movimiento junto con los cobradores de impuestos y los pecadores, debe estar loco. Tengo mi propia voluntad y el poder para determinar mi propio destino.” Y luego imagínate a Jesús, sabiendo lo que hay en tu corazón, diciendo: “Tú piensas que estás en control de tu vida. De verdad, de verdad te digo: tú no crees porque el Padre no te ha escogido para estar entre sus ovejas.” La vanagloria final de incredulidad es destruida por la doctrina de la elección. Aquellos que Dios escoge, también se los da al Hijo, y aquellos que da al Hijo, el Hijo también los llama, y sus ovejas oyen su voz y creen. Pero eso no es todo lo que Cristo hace por sus ovejas….
Oración: Señor ninguna dignidad o mérito hay en nosotros que nos haga dignos de ser parte del rebaño que es sustentado y guardado por ti, hoy exaltamos tu gracia y reconocemos que al ser Dios mereces tener la autoridad para ofrecer misericordia a quien tú quieras, no soy mejor que otros, el que hoy yo pueda oír tu voz y seguirte testifica de tu bondad y no de la mía, oh Señor que está verdad me guíe más a ti, que seduzca mi corazón aún más fuertemente hacia ti. Amén
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