Para un año sin tropiezos

Publicado el 1 de enero de 2023, 5:32

Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más" Isaías 45:22.

 

De la Cruz del Calvario, sube el clamor: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra.” De la cima del Calvario, donde Jesús exclamó: “Consumado es,” es como  si   gritase:  “Miren  y   sean  salvos.” Pero de nuestra alma surge una vil determinación: “No, ¡mírate a ti mismo! ¡Mírate a ti mismo!” Que necedad, mírate a ti mismo y te condenarás. Esa será ciertamente tu suerte. En tanto que te mires a ti mismo, en  tanto que mires a tus obras para sentirte seguro, no hay esperanza para ti. No es una consideración de lo que eres, sino una consideración de lo que Dios es, y de lo que Cristo es, lo que puede salvarte. Es transferir la mirada de ti a Jesús. Hay quienes entienden mal el Evangelio; creen que su justicia es lo que les califica para venir a Cristo; pero el pecado es la única calificación para que un hombre venga a Jesús.

En tus preocupaciones a lo largo de este año, mira a Dios y sé salvo. En todas tus agonías, en todos tus arrepentimientos por tus culpas, mira a Cristo y encontrarás el perdón. Acuérdate en este año de dirigir tu mirada y también tu corazón hacia el cielo. Mira a Cristo y no temas. No hay tropiezo cuando un caminamos con los ojos puestos en Jesús. El que mira las estrellas cae en la zanja; pero el que mira a Cristo camina con seguridad. Mantén tus ojos arriba todo el año. “Mira a Él y sé salvo”, y recuerda que “Él es Dios y que aparte de Él no hay ningún otro”. ¿Qué harás, empezarás el año mirándole?

Tú sabes cuán lleno de pecados estás esta día; tú conoces cuánta es tu corrupción; pero recuerda que puedes estar tan justificado como los mismos apóstoles ante el trono de Dios. Es posible pierdas la carga que has tenido sobre tus hombros, y vayas por el camino cantando: “Estoy Perdonado, estoy perdonado; soy un milagro de la gracia. Este es el día de mi nacimiento espiritual”. Oye esto,  “Este pobre lloró y el Señor le libró de su aflicción.” ¡Oh, gusta y prueba que el Señor es bueno! Cree ahora en Él. Echa tu alma culpable sobre su justicia; sumérgela y quita su negrura en el baño de Su sangre; vístela con las ropas de la justicia de Cristo, y siéntala al festín de la abundancia. Este “mira”, ¡tan sencillo como parece!, es lo más difícil de conseguir de los hombres. No mirarán jamás, hasta que les obligue la gracia. Vive cada día de este nuevo año con este pensamiento: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay más”.

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