
“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” Éxodo 20:2 y 12
Alguna vez te has preguntado ¿Por qué Dios, con todas las posibilidades a su disposición, decidió crear una nueva vida a través de los padres? ¿Por qué nos traería al mundo a través de un padre y una madre? La paternidad toma su modelo de Dios mismo. La vida nueva surge del amor intenso e íntimo entre marido y mujer porque la vida humana comenzó desde el amor intenso e íntimo dentro de Dios, que no hizo al hombre y a la mujer por alguna deficiencia en Sí mismo. No estaba solo, necesitado ni aburrido. La vida fue el desbordamiento natural de Su amor. Los padres son un vívido recordatorio de la plenitud de Dios, el tipo de plenitud que se derrama en la creación. Y los buenos padres, son reflejos especialmente brillantes de esa amorosa plenitud y creatividad. Los padres también son la primera oportunidad para que los niños reciban, se sometan y obedezcan la autoridad dada por Dios, otra razón convincente para que Dios haga el mundo y la familia como lo hizo.
Cuando Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre”, también está diciendo: ¿Confiarás y te someterás a mí? Entonces, ¿tomarás a este hombre y a esta mujer, los padres que Él ha elegido para ti, para amarlos y honrarlos mientras ambos vivan? Los maestros vendrán y se irán, los jefes serán contratados y se jubilarán, los gobernantes serán elegidos y dejarán sus cargos, pero tus padres siempre serán tus padres. Porque Dios, con miles de millones de opciones, eligió a esta madre y a este padre para ti. Entonces, ¿lo honrarás honrándolos a ellos? Los padres son nuestro primer encuentro personal y tangible (e inevitable) con el gobierno de Dios sobre nosotros. ¿Obedeceremos o nos rebelaremos, nos someteremos o desafiaremos, honraremos o despreciaremos? Jesús nos llama a honrar siempre a nuestros padres; pero a pesar de ello los padres reciben una autoridad temporal sobre sus hijos que termina una vez que ese hijo establece su propia casa al unirse a su cónyuge, escrito está: "dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" (Gen 2:24) es cierto su autoridad es por un corto tiempo pero Dios ha establecido para ellos honor perpetuo. No importa qué tan viejos, maduros e independientes seamos.
Debido a que Dios nos manda que honremos a nuestros padres, podemos asumir que seremos tentados a no honrarlos. Podemos asumir que honrar a nuestros padres será a veces difícil, confuso e incluso doloroso. Si los padres fueran siempre fáciles de amar, no necesitaríamos un mandamiento para honrarlos y dado que honrar a nuestros padres a menudo será un desafío, Dios nos da un mandamiento y una promesa. La promesa aquí no garantiza que si honramos a nuestros padres, nuestra vida terrenal (o nuestra relación con ellos) será necesariamente más fácil o mejor. Pero al honrar a nuestros padres, sobre todo cuando no es fácil ni cómodo, demuestra que somos hijos de la promesa, hijos del cielo, elegidos y preciosos de nuestro Padre celestial.
Oración: Precioso y sabio Dios Señor en tus disposiciones no hay error, aunque muchos piensen lo contrario tu siempre estás en control, tu siempre te propones darnos aquello que es excelente. Hoy te doy gracias por el hombre y la mujer que escogiste y usaste para darme vida, con errores y equivocaciones pero a pesar de ello por tu misericordia estoy donde estoy y soy lo que soy… Gracias porque dónde su amor muchas veces se quedó corto tu amor y gracia sobreabundó. Perdóname si no les he honrado como tu esperas que yo haga, Señor hay días que es difícil hacerlo y te ruego Señor ayúdame… dame gracia delante de mis hijos para enseñarles a honrarme para que ellos también sean bendecidos por ti. Amen
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