
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos" Mateo 5:16
Jesús ordena claramente que la meta de nuestras vidas debe ser comportarnos para que Dios reciba la gloria. Vivir para que los hombres vean nuestra vida y den gloria a nuestro Padre que está en los cielos, no a nosotros. Entonces, debe quedar muy claro que glorificar a Dios no es simplemente un acto de adoración el domingo. Es una forma peculiar de vivir.
Para que Dios obtenga la gloria de la forma en que vivimos, debemos estar ocupados en buenas obras. No es tanto evitando los pecados graves que el pueblo de Dios muestra Su gloria, sino más bien en la búsqueda de buenas obras, actos de generosidad, obras de bondad, caminos de amor. Dado que la meta de Dios es ser glorificado en Su pueblo, y dado que Jesús dice que esto sucede cuando Su pueblo hace buenas obras, esperaríamos que la Biblia nos diga que la meta de Dios al redimir a un pueblo es que puedan hacer buenas obras. Y esto es exactamente lo que encontramos. Pablo dice en Tito 2:14 que Cristo "se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras". Cristo murió para que pudiéramos hacer buenas obras y así traer gloria a nuestro Padre en el cielo.
Es posible ser una especie de bienhechor que no da gloria a Dios. Hay filántropos y benefactores y otros que por una razón u otra gastan tiempo y dinero para aliviar el sufrimiento, pero que ni siquiera creen en Dios y mucho menos lo hacen para Su gloria. Así que cuando Jesús dice: Dejad que brille vuestra luz para que los hombres vean vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios, la luz debe incluir más que la mera acción de la buena obra. "¡Tú eres la luz del mundo!" (5:14). No solo tus movimientos corporales, sino también tu actitud y tu motivación. Hay un espíritu del que deben fluir las buenas obras si han de dar gloria a Dios y así agradarle.
Entonces, ¿Cómo servimos o hacemos el bien para que Dios obtenga la gloria? La respuesta es, para que Dios obtenga la gloria tenemos que hacer el bien como lo hace quien depende de la fuerza de Dios. No meras buenas obras, sino buenas obras realizadas con un espíritu que proviene de una gozosa dependencia de la ayuda de Dios: esto es lo que glorifica a Dios.
Dios recibe la gloria no de nuestro esfuerzo heroico sino de nuestra confianza en su fuerza, cuando servimos como alguien que sirve con la fuerza que Dios proporciona. La voluntad de Dios mismo para glorificar no es un peso para hacernos suspirar porque son alas para hacernos volar.
Oración: Tú eres digno de ser glorificado hoy, Señor, pero en mi carne no hay nada bueno que yo pueda usar para tal cosa. No tengo fuerza, ni sabiduría, ni determinación para hacer el bien, sino lo que viene inmerecido de ti, oh Dios. Y te amo. Sería para mi mayor plenitud, mi mayor placer, mi más rico tesoro, si al final de este día pudiera creer que alguien ha venido a atesorar tu poder y sabiduría y amarte más intensamente gracias a mí. Amén
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