Teniendo todo lo que se pide II

Publicado el 19 de mayo de 2023, 5:31

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así seáis mis discípulos” Juan 15:7-8

Si la oración no es para satisfacer los deseos naturales sino para dar frutos para Dios, el mayor desafío es convertirnos en el tipo de persona que no está dominada por los deseos naturales (convertirnos en lo que Pablo llama una "persona espiritual" en oposición a una mera “persona natural” o “persona carnal”). La clave para orar con poder es convertirnos en el tipo de personas que no usan a Dios para sus propios fines, sino que se dedican por completo a ser usados ​​para los fines de Él. Por eso Jesús dice: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y os será hecho”. Las palabras de Jesús que permanecen en nosotros nos hacen el tipo de personas que no están dominadas por los deseos naturales, sino que están dedicadas a dar fruto para la gloria de Dios.

Las palabras de Jesús que permanecen en nosotros nos preparan para la oración que da fruto, porque es la Palabra que nos da:

  • una humilde visión de nosotros mismos,
  • una vista exaltada de Jesús,
  • triunfo sobre el diablo,
  • un conocimiento del camino del amor,
  • la seguridad de nuestra elección,
  • y el poder de la santidad.

En otras palabras, es la permanencia de las palabras de Jesús en nosotros la que nos pone en sintonía con los propósitos fructíferos de Dios para glorificarse a sí mismo. Nuestro desafío entonces, es convertirnos en el tipo de personas que no viven al nivel del mero deseo natural, sino que viven para dar fruto para Dios: santificar Su nombre y buscar Su reino y hacer Su voluntad. Y la clave para convertirse en ese tipo de persona es dejar que las palabras de Jesús, la palabra de Dios (Juan 3:34; 14:10; 17:8), permanezca en nosotros. Estar llenos y saturados por las palabras de las Escrituras nos acerca tanto a la mente de Dios que oramos en sintonía con Sus propósitos y recibimos todo lo que pedimos. Esta es una experiencia progresiva que se cultiva día a día, no es algo que se da de golpe en nosotros. Por eso el punto final es: cuanto más saturados estemos de las palabras de Jesús, más serán contestadas nuestras oraciones.

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Comentarios

Alejandro
hace 2 años

Amén, muchas veces este versículo es usado para pedir cosas que deseamos, hoy queda claro cuál realmente es el mensaje en el versículo y nos deja ver cual equivocados estábamos. Oremos para que Dios limpie nuestros corazones de los deseos vanos y pasajeros de este mundo.