
¿Quiénes son los justos? ¿Quiénes son los justos con corazón de león? Dice el Salmo 32: "¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto! ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad!" Luego, al final dice qué clase de persona es esta cuyos pecados son perdonados y cuyas transgresiones no son contadas. Versículos 10-11: "El que confía en el Señor, la misericordia lo rodeará. Alegraos en el Señor y regocijaos los justos y cantad con júbilo todos los rectos de corazón". Los justos son los que confían en el Señor, los que tienen fe y depositan su esperanza en la misericordia, el poder y la sabiduría de Dios. Estos son aquellos contra quienes el Señor no imputa iniquidad y cuyos pecados son perdonados. No son justos con una justicia propia, sino con la justicia imputada de Dios. Estos son los que están libres del miedo. Han sido "purificados de mala conciencia" (Hebreos 10:22). Sus corazones ya no los condenan (1 Juan 3:21). Están bien con Dios, por Su gracia, no por el mérito propio. Y su confianza con Dios y con los hombres muestra el valor y el valor del evangelio (Hebreos 4:2,6) de la gracia de Dios.
Podemos ilustrar esto usando la vida de Martìn Lutero. Lutero fue un monje que no pudo encontrar la paz con Dios a causa de su pecado. Un día enseñando en la Universidad de Wittenburg sobre la epístola a los Romanos. Ocurrió el evento más decisivo de su vida. Él anhelaba entender la Epístola de Pablo a los Romanos y nada se interponía en el camino excepto esa expresión, "la justicia de Dios", porque él decía: la tomé en el sentido de esa justicia por la cual Dios es justo y actúa con justicia al castigar a los injustos. Mi situación era que, aunque era un monje impecable, estaba ante Dios como un pecador con la conciencia atribulada, y no tenía confianza en que mi mérito lo apaciguaría. Por tanto, no amé a un Dios justo y enojado, sino que lo aborrecí y murmuré contra él. Noche y día reflexioné hasta que vi la conexión entre la justicia de Dios y la declaración de que "el justo por su fe vivirá". Entonces comprendí que la justicia de Dios es aquella justicia por la cual a través de la gracia y pura misericordia Dios nos justifica a través de la fe. Entonces sentí que renacía. Toda la Escritura tomó un nuevo significado, y mientras antes la "justicia de Dios" me llenaba de odio, ahora se volvió para mí inexpresablemente dulce en un amor más grande. Este pasaje de Pablo se convirtió para mí en una puerta al cielo. Después de esto su vida fue un largo acto de valentía de corazón de león contra los abusos de la iglesia tradicional y para la gloria del evangelio. Su postura más conocida fue tomada en el juicio de Worms en el cual él podía ser desterrado o ejecutado por herejía. El fiscal exclamó: "¿Repudia usted o no sus libros y los errores que contienen?" Lutero respondió: “A menos que esté convencido por las Escrituras y la razón simple, no acepto la autoridad de los papas y los concilios, porque se han contradicho entre sí, mi conciencia está cautiva a la Palabra de Dios. No puedo ni me retractaré de nada, porque ir en contra de la conciencia no es correcto ni seguro. [Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa.] Dios me ayude. Amén”
"Los impíos huyen cuando nadie los persigue [porque su conciencia, el eco de Dios, los condena], pero los justos son valientes como un león", porque su conciencia es limpiada por la justicia de Dios imputada a ellos a través de la fe en Jesucristo, y no hay condenación. Que el evangelio de la justicia gratuita de Dios nos lleve cautivos, y nos libere radicalmente del miedo, para que podamos ser tan audaces como un león por el bien del evangelio, Amén.
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