
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16
Tú y yo y todos pereceremos si no confiamos en Cristo. Dice Juan 3:18 "El que en Él cree, no es juzgado; el que no cree, ya ha sido juzgado". El asunto no es simplemente morir, sino ser juzgado por Dios. Luego el versículo 36 dice: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" Lo que esto nos muestra es que, si somos rescatados de perecer, es porque el amor de Dios nos ha rescatado de la ira de Dios. Perecer significa que permanecemos bajo la ira de Dios porque no confiamos en Cristo. Y ese es un lugar aterrador para estar. En Apocalipsis (14:10), Juan describe así al que perece: “Beberá del vino de la ira de Dios, que está preparado puro en la copa de su ira; y será atormentado con fuego y azufre en presencia de los santos ángeles y en presencia del Cordero” Perecer no es, como dicen algunos, dejar de existir. Es permanecer en la existencia y sufrir en los tormentos de fuego del infierno.
¿Por qué todos perecemos si no confiamos en Cristo? Pablo lo dice de una forma sencilla en Romanos 3:23 "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" y Romanos 6:23: "La paga del pecado es muerte", es decir, perecer ¿Por qué el pecado es tan grave como para merecer perecer? La respuesta es que Dios es la persona más digna del universo. Su grandeza y Su valor son infinitos. Él es el principio y el fin de todas las cosas, cada persona depende de Él para todo. Le debemos perfecta confianza y lealtad, amor y adoración, honor, respeto y obediencia, porque Él nos hizo, nos posee y nos sustenta. Por lo tanto, rechazarlo, desconfiar de Él, desobedecerlo, descuidarlo y disfrutar de otras cosas más que de él, todo esto son insultos infinitos porque él es un tesoro infinito. Y un insulto infinito, o una vida de insultos infinitos, merece un castigo infinito.
Muchos pueden por causa de su experiencia personal testificar de cómo la ira de Dios les llevó al evangelio donde el amor de Dios alivió su temor. Tal como Jhon Newton: “Su gracia me enseñó a temer, mis dudas ahuyentó… Oh cuan precioso fue a mi ser cuando Él me transformó” Que Dios haga eso por algunos esta mañana. Porque hay quienes temen que Dios tenga que usar una terrible tragedia para llamar su atención y llevarles a la fe, lo cierto es que las consecuencias de nuestra elección deliberada de seguir pecando son nada comparadas con el infierno, por tanto, que un evento doloroso venza nuestra incredulidad y nos lleve a la fe es lo más misericordioso que Dios podría hacer con nosotros. Entonces ¿es útil ser advertidos de tan terrible fin? sí, es útil ser advertidos sobre lo que está en juego en la vida. No hay razón para demorarse… Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. No hay razón para perecer, ¡Ven a Cristo!
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