Criando hijos para la gloria de Dios II

Aprendimos que la esencia de la adoración es satisfacerse en Dios. La adoración es cuando mostramos el valor de Dios y el valor de Dios se ve mejor cuando lo apreciamos más.  Entender esto tiene implicaciones asombrosas para ser padres y cumplir con nuestro deber bíblico de transmitir la verdad de Dios a nuestros hijos y llevarlos a la experiencia de la adoración auténtica. Podemos resumirlo en una implicación principal: la pasión de cada padre bíblico debe ser buscar tanta satisfacción en Dios como él o ella pueda tener en esta vida. Jesús dijo: "De la abundancia del corazón habla la boca" (Lucas 6:45) y no sólo la boca sino también los ojos, las manos y los pies… Si éstas satisfecho en Dios abundaras en acciones no premeditadas que impacten el corazón de tus hijos, porque eso es lo real y pleno que hay dentro de nosotros. Si no está allí, puedes probar con docenas de manuales para padres y no podrás darle al blanco ni una sola vez.

Nuestros hijos no son ciegos. De hecho, ven a través de nosotros. Saben si Dios es un mero ritual externo y una mera tradición heredada, o si es la pasión de nuestra vida. Pueden decir si nos trae alegría, pueden ver si nuestros corazones están satisfechos con Él. Y si nuestros corazones no están satisfechos, ¿por qué deberían escuchar nuestras acerca de que Él es verdadero y grande y debe ser adorado, amado y obedecido? No funcionará. La única influencia que funciona es la autenticidad. El mejor de los padres puede perder un hijo para el mundo, pero el auténtico gozo en Dios es el camino señalado por Dios y es el que tiene más posibilidades ofrece para ganarlos.

La sorprendente verdad es: si desea que sus hijos sean felices en el Dios verdadero, debe hacer que la pasión de su vida sea ser feliz en el Dios verdadero. No tienden a imitar lo que ven que nos hace sentir miserables o aburridos. Tienden a imitar lo que nos hace felices. Si Dios no es visto como nuestra verdadera satisfacción, es poco probable que 18 años de ir a la iglesia les haga pensar que Dios vale mucho. La estrategia número uno para transmitir la verdad sobre Dios y la adoración a Dios a nuestros hijos es ser padres cuya principal pasión es buscar la satisfacción en Dios.