Un trágico error

Publicado el 1 de noviembre de 2023, 2:30

Jesucristo dijo que uno debe nacer de nuevo para poder ver el reino de Dios (Juan 3:3). Para que tus hijos nazcan de nuevo, debes asegurar que siembras la buena semilla de la Palabra pura de Dios (1 Pedro 1:23). También debes asegurarte de evitar las toxinas que pudieran ocasionar un mortinato.  Es esencial que te familiarices con la realidad bíblica de la verdadera y la falsa conversión. No debes suponer que todo el que nombra a Cristo es genuinamente salvo, muchos cristianos cometen este trágico error. Los niños son particularmente vulnerables tratándose de falsas conversiones. Esto se debe, generalmente, a que los padres y los que trabajan con niños no están conscientes de la existencia de la conversión falsa.

Tratándose de conducir a nuestros hijos a Cristo es natural que seamos fervientes. Cada uno de nosotros con justa razón debemos preocuparnos por su bienestar —particularmente por su bienestar eterno— así que tiene sentido que busquemos que se conviertan a temprana edad. Sin embargo, muchos son los padres apesadumbrados que dicen que sus hijos se “convirtieron” a temprana edad, pero posteriormente se desviaron hacia las drogas, el alcohol, sexo, etc., generalmente durante su adolescencia. Es probable que estos niños hayan tenido falsas conversiones, hecho que se hizo evidente cuando enfrentaron tentaciones. Como padres no debemos buscar en nuestros hijos una “decisión por Cristo.” Las decisiones son fáciles de conseguir… sólo basta con inculcar a un niño que repitiendo una oración vivirá eternamente en el cielo con Dios y estará más que dispuesto a “entregar su corazón a Cristo”. El problema es que estarán muy bien hasta que las tentaciones de la adolescencia revelen su condición inconversa. Lo único que logra esta “decisión” es proporcionar a los niños y a nosotros mismos un falso sentido de seguridad.

Hablando a los padres, el Dr. Robert A. Morey dice: un posible lazo que deben evitar a toda costa es la fe ciega. Es obvio que los padres cristianos deben desear que sus hijos lleguen a conocer y amar al Señor Jesucristo a temprana edad, este deseo es una evidencia de que los mismos padres son salvos. Un padre que dice ser salvo pero que no manifiesta ningún interés en que sus hijos sean salvos, está tan perdido como una piedra. Pero aun cuando el deseo de que tus hijos sean salvos es sano y necesario, algunos padres están tan ansiosos de creer que sus hijos son salvos que se aferran a lo que sea. Pueden ver que su hijo o hija abiertamente niega la fe y practica maldad y en lugar de enfrentar la realidad de que su hijo va rumbo al infierno, algunos padres se aferrarán a las esperanzas falsas con tal de poder conciliar el sueño cuando se acuestan. En lugar de buscar su propia comodidad psicológica, deben procurar la conversión de su hijo, diciéndole la verdad.

La verdad es que para que cualquier niño (o adulto) sea salvo, tiene que entender la naturaleza del pecado. Tiene que apartarse de su pecado y confiar en Cristo para salvarlo. La vida eterna no es resultado de repetir una oración o tomar una decisión, sino de “arrepentimiento para con Dios y fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21). La salvación genuina tiene que ser una obra de Dios. Nosotros podemos tener tanta participación en el nacimiento espiritual de nuestros hijos como lo tenemos en la siembra de un árbol. Podemos preparar el suelo y regar la semilla, pero sólo crecerá si Dios quiere hacer que germine. Lo único que nosotros podemos hacer es preparar el terreno del corazón del niño, sembrar la semilla pura de la Palabra de Dios, alejar las influencias dañinas y regar la semilla fielmente con oración de fe.

Escrito por: Ray Confort, Living Waters Publications

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