
Las malas compañías fuera de casa neutralizan toda la influencia de la enseñanza cristiana del hogar. El padre creyente tiene que mantenerse siempre atento para vigilar las amistades que sus hijos tienden a tener. Un amigo mal escogido por sus hijos puede echar por tierra todo lo bueno que usted está haciendo en su casa (usted nunca podrá ser demasiado cuidadoso en esto). Desde la primera infancia de sus hijos, anímelos a verlo a usted como el seleccionador de sus compañías. Enséñeles la necesidad de que usted lo sea y forme en ellos la costumbre de consultarlo en todo momento. Nunca aliente una amistad que difícilmente tenga una influencia positiva en el carácter cristiano de ellos. Nunca como en este tiempo ha sido tan necesaria esta advertencia. Los jóvenes y niños se unen mucho gracias a los grupos cristianos que ahora se forman… Sin embargo, es demasiado ingenuo creer que todos los amigos activos de las Escuelas Dominicales, grupos juveniles, etc., son compañeros adecuados para nuestros hijos y nuestras hijas.
Un obstáculo ignorado por muchos padres son las divisiones que surgen a veces en nuestras iglesias locales y que causan separación entre cristianos tienen una influencia muy negativa sobre la mente de los niños y jovencitos. Ven en ambas partes tantas cosas que son contrarias al espíritu y carácter distintivo del cristianismo y ello tiene un impacto tan profundo sobre sus opiniones y sentimientos acerca de una de las partes, que su atención deja de centrarse en lo esencial de la fe cristiana, o brota un prejuicio contra ella. Considero esto como una de las consecuencias más dolorosas y malas de las controversias en las iglesias.
Por último, haremos mención del espíritu de independencia filial, validada por las opiniones y costumbres de esta época, es el último obstáculo que mencionaré, sobre el tema de lograr buenos resultados en la educación cristiana. La tendencia, demasiado aparente en esta época, de aumentar los privilegios de los hijos por medio de reducir la prerrogativa de sus padres, no es para bien de unos ni de otros. La rebeldía contra una autoridad constituida nunca puede ser una bendición; todos los padres sabios, junto con todos los niños y jóvenes sabios, coinciden en que la autoridad paternal es una bendición. Algunos chicos precoces pueden sentirla opresiva, pero otros cuya madurez es más natural y lenta reconocerán que es una bendición. Los hijos que sienten que el yugo de los padres es una carga, raramente considerarán a Cristo como un beneficio.
Amada iglesia de Cristo estos pueden ser considerados los obstáculos principales para lograr el éxito en los esfuerzos que muchos hacen para lograr la formación cristiana de sus hijos. Considérenlos seriamente y, habiéndolo hecho, procuren evitarlos... A la vez, no descuiden ninguno de los otros medios que promueven el bienestar, reputación y utilidad de ellos en este mundo (ambas prácticas son necesarias). Concéntrense en emplear sus mejores energías para poner en práctica un plan bíblico y sensato de educación en la fe cristiana.
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