
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” Hebreos 13:5-6
La avaricia nos hace miserables. Por eso el autor de Hebreos nos exhorta a tener un carácter sin avaricia. El efecto más dañino que tiene el mal de la avaricia es que apaga el temor de Dios. En vez de vivir deleitándonos en Sus promesas, vivimos provocando Sus juicios por estar descontentos por lo que no tenemos. Por eso debemos combatirla porque enfría nuestro deleite en Dios.
El contentamiento es el antídoto contra la avaricia. Contentamiento con lo que Dios nos ha dado ahora, contentamiento con la que ahora es mi situación presente… tener a Jesús en el corazón es el verdadero gozo, es la fuente del contentamiento, es todo lo que necesitamos. Una de las demandas más extraordinarias de la vida cristiana es aprender a estar confiados en Dios. Pero, ¿cómo balancear la tranquilidad y gozo con lo que Dios nos ha dado, con mis deseos y aspiraciones? La mayoría de nuestros problemas es porque no vemos a Dios en nuestras circunstancias. Debemos aprender a ver a Dios, y no vernos tanto a nosotros mismos, aprender a deleitarnos en Su Palabra. La presencia de Dios la podemos verificar en la vida práctica a través de su regalo para nosotros en Jesucristo, dice Número 23:19: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” y en Romanos 8 podemos confirmar esto.
El punto principal no es lo que pasa aquí, sino lo que pasa en la eternidad. La clave no es vivir por lo que yo siento, sino por lo que Dios ha prometido. Aprender a escucharnos menos a nosotros mismos y escuchar más a Dios a través de lo revelado en Su palabra. La paz vendrá a mi corazón porque he confiado en Dios, no porque posea bienes o por lo que piense de mí mismo. El enemigo de nuestras almas siempre está trabajando para presentarnos la bondad de Dios como una crueldad. Muchas veces Dios permite un mal menor para librarnos de un mal mayor, porque Dios siempre es bueno y siempre está a nuestro favor. La única manera de crecer y confiar en Dios es si aprendemos, meditamos y reflexionamos más en Dios y Su Palabra. Al abrazar sus promesas y confiar más en El, entonces Dios me libera del temor, y soy más ayudado por Él… Entonces, ¿Cuál es la base de nuestra confianza en la vida? nuestra confianza debe estar en Dios y Sus promesas que están en Su palabra. Dios nos desafía hoy para que nos rindamos más a Él, rendir nuestros temores, que tengamos una mejor vida en Él… Padre celestial, fortalece y aumenta nuestra fe. No queremos seguir iguales, cambia nuestra visión, para que Tú seas lo primero en nuestras vidas. Ayúdanos a ver tu desafío para nuestra vida, y poder cumplir el propósito para lo cual Tu nos has creado. Amén
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