Padres que son bendición para sus hijos

Publicado el 28 de noviembre de 2023, 4:03

“Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor” Efesios 6:4

La familia es sin lugar a dudas vital y fundamental en el orden divino. Pero lamentablemente, el pecado hace que las familias, incluso las “cristianas”, mal funcionen. Por un lado, las esposas luchan con someterse a sus maridos como al Señor y en lugar de ser ayudas idóneas, introducen pesar, cuestionamiento, crítica y manipulación a la relación matrimonial y del lado de los esposos el panorama no es más alentador, estos no están dispuestos a amar de manera servicial a sus esposas. Se nota un desdén para liderar, una negligencia para involucrarse en los asuntos emocionales de la familia… En este ambiente, los hijos tampoco funcionan bien, si los esposos no funcionan según el modelo de Dios, difícilmente ejercerán su paternidad según el diseño de Dios.

Pablo convoca a Papá y Mamá a involucrarse en la tarea de criar a sus hijos. La formación de los hijos recae en ambos padres, no es la iglesia, ni el colegio, ni el estadoSegún el diseño bíblico para la familia la mujer será la que más tiempo pase con sus hijos, pero esto no implica que ella es la responsable de la crianza de los hijos. Es decir, el hombre, aunque quizás esté menos tiempo en la casa, está llamado a estar pendiente y a participar de las decisiones de crianza. Ambos padres, el hombre como cabeza, responsable de los asuntos de la crianza, ayudado cercana y proactivamente por su esposa. El primer y más importante aporte que los padres hacen en la meta de una buena crianza es un matrimonio que funcione según el diseño de Dios, un matrimonio malo obstaculiza una crianza saludable.

Efesios 6:4 estimula a los padres para que sean sensibles a como se sienten sus hijos, que consideren el efecto emocional que tiene su método de crianza. Este es un mandamiento contracultural, que chocaba profundamente dado que los padres romanos tenían la total autoridad sobre sus hijos y podían hacer lo que ellos quisieran. Pero Dios quiere que en todas nuestras relaciones prime el trato humilde los unos con los otros. En el caso específico de los padres, un trato que no genere ira en sus hijos (Colosenses 3:21). Como padres podemos crear un ambiente de tanta exigencia, tan demandante, tan crítico, que los hijos sientan que es imposible agradar a los padres o que agradarlos no hace ninguna diferencia o que, de hecho, que disgustar a los padres es divertido.

En sentido general, hoy en día se entiende que criar a nuestros hijos es proveerles económicamente, educarlos académicamente y divertirlos lo más que se pueda… Pero en este pasaje, es claro que la crianza para los padres cristianos tiene un propósito muy específico: criar [levantar] a nuestros hijos en la disciplina [“entrenamiento”] e instrucción [“enseñanza”] [“que proviene”] del Señor. Nuestro rol fundamental es conducir a nuestros hijos de tal forma que conozcan y amen al Señor. El problema es que, como padres, no podremos hacer esto bien y de manera consistente a menos que estemos llenos del Espíritu. La llenura del Espíritu produce en el creyente un estado de sujeción mutua que incluye padres dispuestos a criar a sus hijos de la forma amorosa y comprometida que Dios demanda. Una buena crianza comienza con mi santificación como padre y mi rendición al control de Dios en mi vida por medio de Su Palabra.

Valoración: 3 estrellas
2 votos

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios