Su presencia: lo único que hace la diferencia

Publicado el 2 de diciembre de 2023, 6:26

Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! La bondad de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús” Filipenses 4:4-7

Cuando pensamos en la generación de hoy en día hay muchas cosas que se nos vienen a la mente. Es una generación activa, cibernética e informada—en cierto sentido. Somos una generación sociable, enfocada en cambios y con muchos deseos de expresarse. Sin embargo, esta es una generación insatisfecha; una generación que por más que tiene, más desea. Una generación que se aburre rápido y que no sabe apreciar las bondades y la gracia de nuestro Dios.  Es por esto que la tasa de suicidio aumenta año tras años, y por ilógico que resulte son los países con mayor riqueza en los que la tasa de suicidio es mayor. Lo que esta estadística evidencia es que, nada que este mundo puede proveer traerá gozo a nuestra alma. Buscar gozo, plenitud, identidad y propósito en las cosas que este mundo puede ofrecer terminará siempre de la misma manera: INSATISFECHO, TRISTE, DESOLADO Y VACIO. 

Solo en el Señor nosotros encontramos el gozo que nuestro corazón anhela y necesita. Esto es algo que debemos recordar, mucho más en tiempos como los que estamos viviendo. El pasaje de hoy es una exhortación para la iglesia (aquellos que han nacido de nuevo), vivimos en tiempos de afanes, de preocupaciones y ansiedades. Recuerda quienes somos: hijos amados de nuestro Dios. Él es nuestro padre, Él es nuestro gozo, Él está cerca de nosotros, Él nunca nos abandonará ni desamparará. Por todo esto, deja tus ansiedades en Él, trae tus oraciones, peticiones y suplicas con acciones de gracias a Él y disfruta de la paz que hay en Cristo, la paz que solo Cristo pueda brindar. Amigo que aún no has creído, que aún vives sin una esperanza verdadera, que lo has intentado todo y no te va mejor: ven a Cristo, hallarás descanso y vida para tu alma, reconoce que tu condición sólo es la evidencia de una vida que ha sido vivida para ti mismo y no para Dios, arrepiéntete y ven a disfruta de la paz que hay en Cristo, la paz que solo Cristo pueda brindar.

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