
“Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos” Mateo 5:13-16 NBLA
Que Dios llame a los cristianos a influir ratifica algo: el mundo necesita influencia. En el pasaje de hoy, Jesús da por sentado que el mundo necesita sal y luz. Jesús, mirando a las multitudes de Su tiempo, vio la corrupción, la desintegración de la vida en cada punto… su deterioro; y, debido a Su amor por las multitudes, sabía que lo que más necesitaban era sal para que la corrupción fuera detenida. También los vio envueltos en la oscuridad, sentados en las tinieblas, buscando a tientas una salida. Sabía que necesitaban por encima de todo, luz en su camino, que todo fuera iluminado.
Vivimos en un mundo decadente y en descomposición, oscuro y tenebroso. Esa es la visión bíblica del mundo en que vivimos: “más los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13) Es mentira pensar que el mundo está mejorando. No puede mejorar porque no es bueno, primeramente. Es malo, y está empeorando. No es cierto que estemos evolucionando a un nivel superior, muchos piensan que esa es la razón por la que los hombres están desechando aquello que en otro tiempo era sagrado como el matrimonio, la familia… si es cierto que estamos adquiriendo conocimiento y mucho: tenemos una cantidad asombrosa de nuevos desarrollos científicos y tecnológicos. Pero tristemente, nada de esto tiene un efecto beneficioso sobre la corrupción de la sociedad. El mundo de la época de Jesús tenía la misma oscuridad y decadencia. Todo lo que hemos hecho en los tiempos modernos es aumentar el volumen de nuestra oscuridad e inventar nuevas formas de expresarla.
Muchos son los que con optimismo creen que la humanidad está mejorando, que pronto se acabaran las guerras, las enfermedades y el sufrimiento… Nuestra realidad hace visible la verdad: el mundo está podrido y contaminado. Sin importar cuanto avancemos en tecnología o conocimiento es imposible revertir esta decadencia. Desde Génesis 3 el hombre está infectado con el germen del pecado. No hay antídoto aparte de Dios, y el hombre no tendrá a Dios porque ama su oscuridad en lugar de la luz. Ama su decadencia y no quiere la pureza, y así el germen afecta a todo el cuerpo de la humanidad. La desesperación y el pesimismo reinan en nuestros días, porque la humanidad no ha sido capaz de frenar su descenso. Nuestro Señor está diciendo que, dado que vivimos en una sociedad decadente y corrupta envuelta en la oscuridad, esta sociedad necesita sal para retrasar la corrupción y luz para iluminar la oscuridad. Dios tiene un plan para que eso ocurra: Su iglesia es el medio de gracia dado por Dios para sanar la corrupción y llevar luz a la oscuridad, la pregunta es ¿Cuándo serás eso (sal y luz), cuando vivirás para que ese propósito se cumpla?
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