En Su presencia y para Su gloria

Publicado el 12 de diciembre de 2023, 18:42

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” Oseas 4:6

Una de las cosas más difíciles para el cristiano es ser fiel al Señor en la intimidad, en lo privado. Cuando nadie te ve… cuando estás sólo ¿estás siendo fiel a Dios? El cristiano debe vivir en santidad tanto en lo público como en lo privado, tanto en el trabajo como en casa, haciendo deporte o simplemente hablando, debemos ser fiel al Señor en todo momento.

Ahora ¿Por qué es tan difícil tener una intimidad constante con Dios? ¿Por qué es tan difícil tener presente que todo el tiempo Él está ahí y que yo debo honrar Su presencia? Nuestro problema es que no conocemos a Dios lo suficiente. La falta de conocimiento de Dios es la fuente de nuestra indiferencia. No conocemos a Dios lo suficiente como para que se produzca un cambio radical y constante en nuestra vida, por ello, aunque no sea conscientemente de nosotros emana un desprecio constante hacia Dios y una falta de reverencia y temor que impacta el modo en que vivimos. El no cultivar en lo privado una relación real con Dios hará que vivamos una doble vida. Además, si no somos consistentes en nuestra relación con Dios, tampoco podremos vivir relaciones sinceras con el resto de las personas que nos rodean… y, si no actuamos pronto, todo esto nos llevará a una constante decadencia espiritual, tal como lo dice el pasaje de hoy.

Cristo soporto voluntariamente la vergüenza de ser tratado como un malhechor para que nosotros tuviéramos una esperanza verdadera, para que pudiésemos vivir en libertad ¿Por qué vivir como malhechores? No debe haber diferencia entre lo que sucede en la iglesia y en el resto de los lugares. No se puede ser amable y cariñoso el domingo por la mañana y ser grosero y áspero el resto de la semana. Debe haber consistencia todo el tiempo. No se puede tomar a la ligera la relación con Dios. No se puede separar la vida «espiritual» de la «secular». No existe tal separación. No hay —ni debe haber— diferencia alguna. Todo en la vida debe ser para la gloria de Dios y debes por tanto buscar adorarlo en todo lo que hagas. Vive para Él de manera santa y piadosa, confiesa tu pecado a diario y busca conocerlo más y más.

Cuídate de no olvidar la obra del Señor en tu vida, cuídate de no olvidar que “en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados, esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y odiándonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor hacia la humanidad, Él nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por Su gracia fuéramos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna” (Tito 3:3-7) por tanto “Como hijos obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: «Sean santos, porque Yo soy santo». Y si invocan como Padre a Aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, condúzcanse con temor durante el tiempo de su peregrinación” (1 Pedro 2:14-17)

Valoración: 5 estrellas
2 votos

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios