
Jesús constantemente recriminaba a los escribas y fariseos acerca su vida íntima. Estos líderes religiosos hacían todo para ser vistos por otros (Mateo 23:6), pero sus vidas privadas dejaban mucho que desear y Jesús sabia esto. Les importaba más la apariencia que una vida sincera que honrara al Señor, a quien decían seguir y servir. Por eso Jesús los comparó con sepulcros blanqueados (Mateo 23:27). Hipócritas (Mateo 23:13–15) que honraban al Señor «con sus labios» (Isaías 29:13), «pero su corazón estaba muy lejos de Él» Dios aborrece la mentira y la hipocresía espiritual. Él no puede ser engañado, tampoco puede ser burlado (Gálatas 6:7). Él conoce nuestra vida por completo y nada está oculto delante de Él (Sal. 139:1–24). Si Dios todo lo sabe, ¿por qué a menudo el cristiano vive pensando que puede engañar a un Dios omnisciente? Muchas veces no es por falta de conocimiento, sino por frialdad espiritual. Esta condición hace que la conciencia del cristiano se cauterice. La conciencia cauterizada silencia la culpa, permitiendo seguir adelante sin reparo, sin nada que le alerte para que se detenga. Sin ser afectado, mientras vive una doble vida. Esta doble vida parece no estorbarle en lo más mínimo, incluso cuando está al tanto que Dios todo lo conoce y que no puede ser burlado. Es en la intimidad de tu hogar donde se forjará tu caminar cristiano.
Es por esto que debemos examinarnos continuamente. Ser sinceros en reconocer nuestro pecado delante del Señor, pedir perdón y anhelar verdaderamente un cambio, dependiendo del Señor en todo momento. Debemos anhelar al Señor más de lo que anhelamos nuestro pecado. Buscar insaciablemente la fuente de gozo eterna, ya que el gozo se encuentra solamente en Él. Si verdaderamente disfrutásemos a Dios lo suficiente, pondríamos en mejor perspectiva nuestro pecado… es una necesidad cultivar a diario una relación de dependencia con Dios donde Él sea nuestra fuente de gozo, deleite y satisfacción. La dependencia de Él no es para lograr algo a favor, sino para ser transformado a Su imagen (Romanos 12:2) para pensar adecuadamente (Filipenses 4:8) y vivir adecuadamente (Efesios 4:1).
Para ser transformado y vivir una vida santa en lo privado, debes vivir de manera consistente de acuerdo a lo que ya eres en Cristo. Eres Su hijo y debes conducirte como uno. Para saber cómo conducirte debes acudir a su palabra constantemente y depender de Él en oración. Sólo de este modo encontrarás que tu vida tiene sentido, consistencia y valor a medida que le conozcas más y más. Además, el Señor será sumamente exaltado a medida caminas en santidad, ya que no solo lo harás en lo privado, sino que esto será evidente también en lo público. Debemos amar y agradar a Cristo en lo privado y anhelar ser diferentes en este mundo caído. Busca ser diferente a este mundo, anhela diferenciarte a la oscuridad, busca constantemente la luz. Solo Cristo tiene la solución, solo en Él está la vida. Sé honesto, reconoce tu pecado y sométete a tu Señor. Siente la miseria por tu pecado y ven a Él con un corazón sincero. Busca agradarle en todo, ya sea que alguien te vea o no; no seremos retribuidos por los hombres, será el Dios que todo lo sabe quien al final nos de un pago por nuestras obras.
Añadir comentario
Comentarios