
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. JUAN 3:1
Ninguno que conociera a Nicodemo sospecharía que necesitaba nacer de nuevo, ni siquiera él podía discernir esto. Era demasiado difícil detectar su vacío espiritual. Pero bajo esta cubierta de respetable religiosidad, su vida estaba completamente desprovista de Dios. Trágicamente, se había convencido de una relación espiritual con Dios que no poseía. Nicodemo es el mejor ejemplo de alguien que puede conocer intelectualmente muchos hechos de la Biblia, pero que no conoce personalmente a Dios y puede estar tan cerca y tan lejos del reino de Dios. Muestra que podemos ser muy religiosos y sin embargo estar completamente perdidos. Podemos memorizar las Escrituras, conocer la sana doctrina, e incluso enseñar a otros, y no estar bien con Dios. Podemos perseguir una moralidad externa como medio para ganar una posición correcta ante Dios. Pero estos esfuerzos de autoregeneración nunca pueden ganarnos la aceptación que desesperadamente necesitamos de Él. Innumerables multitudes están así hoy en día, a pesar de sus prácticas religiosas y de estar alejados de las prácticas abiertas de pecado, todavía tienen un problema interno. Sus estrictas prácticas religiosas no pueden darles lo que tan desesperadamente necesitan. Mientras tanto, sus almas permanecen espiritualmente muertas. Se han reformado, pero nunca han renacido. Se han aferrado a un estricto código moral, pero nunca han tenido sus corazones cambiados por Dios. Lo que necesitan urgentemente es la vida eterna.
No importa dónde estemos en la vida, si somos un criminal en la cárcel o un miembro respetable en la iglesia, compartimos exactamente la misma necesidad. Todas las personas deben venir al mismo lugar ante un Dios santo. Debemos venir a ver nuestra necesidad de nacer de nuevo. Nadie es demasiado pecador para estar más allá del poder salvador de Dios. Ni nadie es tan bueno que no lo necesite. Esta es la verdad que Nicodemo tuvo que aprender, tal vez tú también tengas que hacerlo… Muchos se enfrentarán a esta aterradora comprensión cuando estén ante el Señor en el último día y, en ese momento ya todo estará perdido. Examinemos cuidadosamente la condición de nuestra alma mientras la puerta está abierta. La Biblia es muy clara en cuanto a que una relación correcta con Dios no se gana con lo que hacemos, sino con lo que Él hace por nosotros en Cristo “pero Dios, siendo rico en misericordia, por su gran amor con el que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestras transgresiones, nos hizo vivos junto con Cristo (por gracia habéis sido salvados)” (Efesios 2:4-5)
La entrada al reino se realiza en lo que Dios hace por nosotros. Dios debe dar libremente lo que tan desesperadamente necesitamos. Sólo Él puede darnos un nuevo corazón y un nuevo comienzo con Él. Hasta que este milagro del nuevo nacimiento ocurra dentro de nosotros, cada uno de nosotros sigue siendo la persona más difícil de alcanzar con el evangelio. Ninguno de nosotros se salvará hasta que sepamos que estamos perdidos. Ninguno de nosotros buscará la gracia hasta que veamos nuestra necesidad de ella. Ninguno de nosotros creerá en las buenas noticias hasta que conozcamos las malas de nosotros mismos. Sin la intervención de Dios, todos somos como Nicodemo, sin esperanza y sin Dios.
Añadir comentario
Comentarios
quiero asistir a su iglesia
Hola Kendris Dios te bendiga, para nosotros sería muy grato que hicieras parte de esta familia en la fe que somos todos los que hemos creído en Cristo.
Estamos ubicados en la Calle 15 No. 13A-09, si requieres mayor información puedes comunicarte al numero 316 403 40 44.
Muchas bendiciones, quedamos atentos.