Dios ha prometido hacer que todo ayude para bien de Su pueblo. Si Dios es por nosotros, obviamente nada puede oponerse a nosotros. Eso es lógico, de otra manera, Dios no sería Dios. Si algo pudiera levantarse en contra de Dios, Dios entonces demostraría ser un dios falso. Pablo está diciendo: nada puede estar en contra de nosotros si Dios está a nuestro favor. Pero esto origina la pregunta del millón: ¿Es Dios por mí? y si es así ¿Cómo sé que Dios es por mí?
Satanás es muy insistente en esto y ha insistido en esa cuestión desde el principio de la humanidad, lo fue en el Jardín del Edén. De hecho, sus primeras palabras registradas son un ataque al carácter misericordioso de Dios ¿Te puso Dios en este espléndido jardín y te prohibió comer de alguno de sus árboles? ¿Qué clase de Dios hace eso? ¿crees que Él es realmente por ti, si hace ese tipo de cosas? (Génesis 3:1). Esta misma insinuación se repite en varias formas y disfraces a lo largo de la vida cristiana. Necesitamos tener respuestas bíblicas a estas preguntas: ¿Cómo sé que Dios es realmente por mí? Sólo hay una respuesta irrefutable a esta pregunta y no es posible encontrarla en nuestras circunstancias. Sólo está en la provisión que Dios ha hecho para nosotros en Jesucristo. Podemos estar seguros de que Dios es por nosotros porque este Dios, el Dios de la Biblia, el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, no perdonó a Su propio Hijo, sino que lo entregó a la cruz por todos nosotros. Si esto es verdad, afirma Pablo, podemos estar seguros de que nos dará todo lo que necesitemos. Esta es la única manera segura de saber que Dios es por nosotros.
En varios pasajes de los evangelios está registrado que el Señor Jesucristo fue “entregado” por una persona a otra… hasta que finalmente fue entregado por Pilato para ser crucificado como un criminal. Pablo comprendió y nosotros también debemos hacerlo en este día, que detrás de cada “entrega” hecha por los hombres estaba el propósito del Padre… Él le entregó, a Su propio Hijo para llevar la condenación debida a los pecadores. Este es el corazón del mensaje del evangelio: el mejor de todos los hombres muere como si fuera el peor de los criminales. Esto no fue simplemente un asunto de maldad humana destruyendo a un buen hombre. Es el corazón del propósito de Dios, como Isaías había profetizado mucho antes (Isaías 53:4-6, 10). Él llevó el juicio y la ira de Dios contra nuestro pecado. Qué amor tan inexpresable e inentendible es este. Es la naturaleza de este amor que magnifica la maldad de quien no está satisfecho con la cruz y prefiere en lugar de Dios otra cosa, esa es la razón por la que delante de Dios somos inexcusables cuando no hacemos de Él el centro y única fuente de nuestra satisfacción, cuando vivimos para cualquier otro propósito y no para Su gloria… “esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz” Juan 3:19
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