
Muchos se jactan de que pueden ser buenas personas sin Dios, es decir, están convencidos que pueden ser ciudadanos moralmente íntegros… es un sentimiento de orgullo porque creen que sus vidas demuestran que en ellos hay la suficiente fortaleza interior como para controlar su propia conducta. Que no necesitan de una amenaza externa para evitar robar o matar, ni tampoco necesitan de alguien que les ofrezca dadivas para hacer el bien a quien tiene necesidad o simplemente hacer lo que es correcto. Ellos no necesitan a Dios para ser buenos. Quienes entienden el Evangelio están de acuerdo en parte: creer en Dios no garantiza que una persona va a ser moralmente superior a los que no creen en Dios. Por ello no es de sorprender encontrar ateos, musulmanes, judíos, budistas, hindúes, o personas de cualquier número de creencias religiosas que son honestos, trabajadores, en general, buena gente. Después de todo, la gente no se convierte en cristiano por su esfuerzo moral, sino por su confianza en la obra de la gracia de Dios en la cruz.
Sin embargo, los cristianos deberían ser mejores de lo que eran o podían ser. Su confianza en Dios no le puede hacer mejor que otros, pero debe hacerlos mejor que sus antiguos ‘yo’. Cuando Dios salva a alguien, Él lo hace nuevo. Así que las personas pueden ser buenos sin Dios, pero sería aún mejor con Él… Las personas no tienen que creer que Dios existe para ser buenas personas, pero sin la existencia de Dios no habría tal cosa como la bondad.
Lo cierto es que muy a pesar de lo razonable del postulado que tratamos hoy, hay una verdad que nos obliga a afirmar que las personas no pueden ser buenos sin Dios. Incluso aquellos que no creen en Dios no podía ser bueno sin la gracia común de Dios. Dios está actuando en el mundo restringiendo el mal. A menudo lo hace a través de medios secundarios, como los gobiernos y la presión de grupo positiva, pero también actúa a través de Su ley moral inscrita en el corazón de la gente y sus conciencias dadas por Dios. Las personas pueden no ser conscientes de su funcionamiento, pero se benefician de ello. Dejados a nosotros mismos, todos seríamos puramente malvados. Recibimos vislumbres de esta verdad de vez en cuando, cuando oímos hablar de los actos horribles que la gente es capaz de cometer, como asesinatos en masa, torturas brutales, y formas extremas de abuso. La razón de porque no todo el mundo comete esos crímenes horribles es que Dios está actuando para mantener nuestra depravación bajo control. El crédito no es nuestro, no podemos ser buenos sin Dios. ¡Alabado sea Dios que Él actúa para que la gente sea buena ahora! Muy a pesar de si es o no reconocido Su Señorío… Dios es la fuente de toda buena dadiva y de todo don perfecto (Santiago 1:17).
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