Dios habla aún hoy ¿Cómo lo hace?

“Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros” Santiago 4: 8a

No existe un momento en que Dios no esté presente… pero aun cuando Él siempre está presente no siempre disfrutamos de Su presencia. Cuando hablamos de la oración como un medio de gracia a través del cual tenemos comunión con Dios debemos tener presente que en este encuentro hay una parte que me corresponde hacer a mí que hace que Dios se acerque o no se acerque… en el camino que me acerca a Su presencia hay cosas que deben ser removidas: pecado, desobediencia, orgullo, incredulidad… todo esto debe salir del camino para que Dios pueda acercarse. La oración hace posible disfrutar de la compañía de Dios que ya está presente.

Cuando consideramos la oración como una comunión ininterrumpida que no cesa cuando decimos amén y nos ponemos de pie o nos vamos a ocupar de otra cosa, cuando somos conscientes que todo el tiempo estamos en presencia de Aquel que en cualquier momento dará una respuesta entonces estaremos a la expectativa de tal acontecimiento, porque acaso el que hizo la boca ¿no hablará? Dios habla, pero, ¿cómo lo va a hacer? Lo hace a través de Su palabra escrita, Su Espíritu Santo, otras personas y finalmente las circunstancias… De todos estos, el instrumento número uno a través del cual Dios nos habla es Su palabra, por tanto, si yo no tengo el hábito de escudriñar las Escrituras no puedo esperar a que Dios me responda mucho. Es importante resaltar en este punto que, si bien es cierto que Dios puede hablar a través de una impresión del Espíritu Santo, otras personas y las circunstancias, Dios no se servirá de ninguno de estos medios si yo no voy a Su palabra. Cuánto bien hace a nuestras vidas tener claridad en este asunto, sobretodo en estos tiempos donde abundan tantos “profetas” que constantemente le dicen al creyente “así te dice Dios” y no hay sustento bíblico para tal anuncio.

Dice la Escritura en el Salmo 103:7 que Moisés conocía los caminos de Dios ¿significa esto que Dios es predecible? No, Dios no es predecible, pero Él si es constante en Su accionar, Dios nunca cambia. La Palabra de Dios es en donde mejor se revela el carácter de Dios, Sus propósitos y Su camino también. Es imposible discernir Su voz separados de Su palabra… la función del Espíritu Santo es iluminar Su palabra, iluminar el entendimiento. Con frecuencia decimos que encontrar o conocer la voluntad de Dios no es fácil, pero eso no es coherente, pensemos: ¿Dios me demanda que yo haga Su voluntad, pero al mismo tiempo Él hace difícil que yo sepa cuál es Su voluntad? No es difícil si yo estoy dispuesto a esperar. 

Dios habla, pero no siempre nos agrada Su respuesta, porque generalmente cuando oramos lo que hacemos no es buscar Su voluntad sino Su respaldo, Su afirmación a nuestros planes… y cuando las cosas no salen como deseamos ¿Qué hacemos? Muchos entran en una lucha al estilo Balaam, hasta que finalmente Dios dice: que sea como tu deseas, dale ve y haz lo que deseas… con toda seguridad nada bueno saldrá de allí. Tener el permiso de Dios no significa tener la bendición de Dios en lo que estamos haciendo. Dice 1 Tesalonicenses 5:19 “No apaguéis al Espíritu” ¿significa que se va? No, sino que ya no tendré Su respaldo… trabajaré con la fuerza de mi carne, dando gloria a Dios por algo que yo he forzado y que en ningún modo busca otra gloria distinta a la mía. Pero, ¿que de las señales o las circunstancias cuando aparentemente dan a entender que es la voluntad de Dios que procedamos?