
Cuántos hombres y mujeres caen producto de que las ‘oportunidades’ aprisionan sus principios y estrangulan sus valores. ¿Tienes principios y valores lo suficientemente ejercitados como para que no sucumban ante el peso de las ‘oportunidades’? David los tenía, pero no solo eran principios sustentados por la fuerza de su corazón, sino por el mismísimo Señor al que él sabía que tenía que rendir cuentas: “Sea el Señor juez y decida entre usted y yo; que El vea y defienda mi causa y me libre de su mano.” (1 Samuel 24:15). ¿Por qué sucumbimos ante la fuerza de las circunstancias? Porque hemos perdido la capacidad de reflexión y análisis en aquello en que creemos. Somos instintivos y por eso nos guiamos sólo por lo que vemos en la superficie. Dice Josué 1:8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” meditar en la Palabra de Dios nos ayuda a discernir mejor al momento de tomar una decisión.
Las circunstancias no son las rectoras cuando debemos decidir, cuando sientes que las circunstancias te aprisionan aprende a escuchar, descubre que no hay acontecimiento perfecto y que todo evento merece ser reflexionado. Nuestras convicciones no están sustentadas en la imaginación religiosa, sino en un Dios personal que nos habla con claridad y que es superior a cualquier circunstancia favorable o desfavorable. El apóstol Pablo lo afirmó así desde la cárcel: “Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo. Porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que Él es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día” (2 Timoteo 1:12). Nuestros principios y valores trascienden a esta vida y el orden en cómo se dan las cosas de este lado de la eternidad. No solo dependemos de la oportunidad, sino también de la aprobación de nuestro Dios ¿Cómo puedo tener la certeza de que Dios me está guiando en mi toma de decisiones? Es cierto que Dios puede usar las circunstancias para hablarnos, pero siempre será consistente con Su carácter y Su Palabra. El carácter y la Palabra de Dios debe ser la brújula para guiar nuestra oración y vida, no la violes. Aun cuando no te guste, obedece la Palabra porque es por ahí por donde te va a ir bien, nunca ha sido de otra manera. Dios nos habla en forma clara si estamos dispuestos a escuchar... Iglesia, tenemos una Palabra profética segura, no pongamos las circunstancias o la voz de un hombre por encima de lo que la Escritura dice.
Por último, consideremos el ejemplo de Jonás, Dios le había dado a conocer claramente cuál era Su voluntad y aun así Dios permitió que Jonás consiguiera un cupo en una embarcación que le llevaría al extremo opuesto de donde era la voluntad de Dios que Jonás estuviese ¿En dónde quiere Dios que estés en este momento? ¿Estás en ese lugar o circunstancias aparentemente favorables te están llevando o te han llevado al extremo opuesto? Dios permitió que Jonás zarpara, pero ya tenía preparado para él un gran pez. Si tu aún no has zarpado, considera tu decisión y no esperes que Dios te devuelva a Su voluntad a bordo de un gran pez.
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