Pacientes en toda adversidad ¿Es posible?

Publicado el 8 de marzo de 2024, 4:27

“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 8: 35-39

Cuan beneficioso es para el creyente tener la certeza de que ninguna cosa creada nos puede separar de Su amor, pues todas ellas están en Su mano, de manera que no pueden ni siquiera moverse sin Su voluntad (Catecismo de Heidelberg P. 28) ¿Por qué resulta beneficioso si igual estamos sufriendo? Para que seamos pacientes en toda adversidad y agradecidos en la prosperidad; también, para que en lo porvenir pongamos nuestra firme confianza en nuestro Dios y Padre fiel. Nosotros los seres humanos respondemos de manera natural a la adversidad hundiéndonos en la amargura egocéntrica o cayendo en el abatimiento. Sin embargo, aun cuando nuestras circunstancias son turbulentas o dolorosas, el cristiano debe cultivar la quietud interna al ejercitar fe en la providencia de Dios. David dijo: “no abro la boca, porque tú eres el que ha obrado” (Salmo 39:9). La quietud piadosa bajo el dolor no proviene de endurecer nuestros corazones y apagar nuestras emociones, sino de aferrarnos a Dios en medio de la tormenta.

La paciencia cristiana en la adversidad es un fruto sobrenatural del Espíritu de Dios (Gálatas 5:22). Los incrédulos pueden resignarse amargamente a las circunstancias que no pueden cambiar; sin embargo, los creyentes perseveran en la fe, creyendo que los males más grandes se convertirán en provechosos para ellos, y obrarán para su bien, en las manos de un Dios amoroso y fiel. Por la gracia de Dios y en respuesta a la oración, podemos ser “fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia” (Colosenses 1:11). Por el Espíritu, los discípulos de Cristo están dispuestos a llevar su cruz (Lucas 9:23). La esperanza cristiana en los propósitos de Dios depende de la fe en que Él realmente controla todas las cosas. Los creyentes experimentarán sufrimiento, frustración y pruebas de fe mientras el juicio de Dios viene sobre el mundo, como el Siervo a quien siguen, la verdadera piedad se hará evidente por la sumisión del cristiano a las palabras de Cristo (el Siervo de Jehová) el verdadero creyente aun cuando está en medio de tinieblas y carece de luz, confía en el nombre de Jehová y se apoya en Él (Isaías 50:10) ya sea que al caminar en tinieblas podamos o no discernir su beneficio espiritual, podemos descansar sabiendo que nuestro Dios soberano siempre obra para Su gloria y el bien de Sus elegidos.

Lo cierto es que cada aflicción que nos ha sido enviada ha sido para librarnos de nosotros mismos y para conformarnos cada vez más a Su Hijo. Sin la adversidad, nunca aborreceríamos el pecado, no amaríamos a Cristo ni procuraríamos la santidad. En todas nuestras aflicciones, pero especialmente después de haber salido de ellas (Hebreos 12:11), descubriremos que la dulzura del buen propósito de Dios supera por mucho la amargura de nuestras angustias. Nuestro Padre amoroso no desperdiciará ni una lágrima de Sus amados hijos (Salmo 56:8)

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