Viviendo para el más alto propósito

Publicado el 28 de marzo de 2024, 5:36

“Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” 2 Corintios 5:14-15

Nos desviamos con facilidad de las motivaciones correctas que deberían guiar nuestra vida, como las vías de un tren, firmes y apuntando a un destino inamovible, así deberíamos permanecer firmes nuestra determinación de hacer lo que hacemos, no para nosotros mismos sino para la gloria de Dios. “Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Si buscamos nuestra propia gloria entonces cuando nos dañen buscaremos dañar, cuando sean injustos seremos vencidos de lo malo. Pero, si buscamos la gloria de Dios, bendeciremos cuando nos maldigan y devolveremos bien por mal. No debemos buscar nuestra propia justicia, sino reconocer que Jesucristo es nuestra justicia ante Dios y que ahora somos suyos y vivimos para Él.

Un buen ejercicio para conseguir este propósito es pensar a lo largo de tu día, antes de hacer esto o aquello, pregúntate: ¿glorificará a Dios? ¿me hace más semejante a Jesucristo? ¿haría Cristo esto o aquello? Este es un buen filtro que nos ayudará a vivir para la gloria de Dios, no temas ser “menos beneficiado tú” si eso repercutirá en mayor gloria para Dios, ten la determinación de Juan el Bautista ante Cristo: “Es necesario que El crezca, y que yo disminuya.”  (Juan 3:30). Vive para su gloria, aunque mueras en pos de ello “pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8) Es seguro que en algún momento fallaras, porque a pesar de haber sido salvados de la pena del pecado (justificación), del amor al pecado (regeneración), ahora estamos siendo salvados del poder del pecado (santificación) y seremos salvados de la presencia del pecado (glorificación). Aún no estamos en cuerpos glorificados, aún el pecado mora en nosotros (Romanos 7) y vamos a fallar, por eso debemos arrepentirnos de una manera constante y permanente.

No olvides que “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9) Hemos sido salvados por la gracia de Dios, no porque lo merezcamos ni porque Dios vio algo en nosotros que nos hizo dignos de su salvación, sino por una razón que habita en Él y que es oculta a nosotros. Por tanto, vive para la gloria de Dios cada día de tu vida, no esperes una vida fácil, ni esperes una vida sin sufrimientos Porque a vosotros se os ha concedido por amor de Cristo, no sólo creer en El, sino también sufrir por El” (Filipenses 1:29), las aflicciones ciertamente vendrán (Juan 16:33), estamos en el mundo, pero no somos del mundo: Vivamos con gozo en honor de nuestro Señor, con una perspectiva real del propósito que Dios nos ha dado, sea suficiente para nosotros el tiempo que de nuestra vida desperdiciamos viviendo centrados en nuestros deleites, has sido llamado de tinieblas a luz para un propósito más alto y aunque resulte contradictorio este es el único camino que te llevara a una vida plena (como árbol junto a corrientes de agua) Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25)

Valoración: 5 estrellas
4 votos