
“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” 1 Corintios 4:20
Pablo tiene que abordar las mentiras que penetraron en la iglesia de Corinto después de que dejó a los corintios, específicamente sobre la diferencia entre el verdadero ministerio y el falso ministerio. Habían llegado falsos maestros a la ciudad y descarriaron a la gente de la recién formada iglesia. Pero en lugar de pedirles que demostraran la veracidad de sus enseñanzas, decide hacer una auditoría para ver dónde se encuentra el verdadero poder. Pablo no se alaba a sí mismo ni a su propio poder, más bien él señala hacia donde se encuentra el verdadero poder: en el evangelio.
El verdadero poder se hace evidente en la vida de los cristianos convertidos, aquellos que han creído y que en sus vidas se materializa aquello en lo que han creído. Antes de ser regenerados, sus mentes estaban ciegas (Mateo 15:14), sus oídos estaban sordos (Juan 8:47), sus corazones eran necios (Romanos 1:21), sus deseos eran rebeldes (Romanos 1:32), estaban muertos en sus pecados (Efesios 2:1) y su linaje espiritual era satánico (Juan 8:44). Sin embargo, al nacer de nuevo por el evangelio, son declarados justos (Filipenses 3:9), se les da una nueva naturaleza (Efesios 4:24), son una nueva creación (2 Corintios 5:17), son amados por Dios (Juan 14:21), han sido liberados (Gálatas 5:13) y nombrados como hijos de Dios (Juan 1:12) y coherederos con Cristo (Romanos 8:17). ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede una persona pasar de la muerte a la vida, de servir a Satanás a adorar a Cristo? Esto no solo es improbable, es imposible. Sin embargo, recordamos la verdad que declaró Jesús: “Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible” (Mateo 19:26).
A los mal llamados influencers de este tiempo al igual que a los maestros llamados sabios en tiempos de Pablo es necesario recordarles que una vida de influencia demanda mucho más que frases memorables cuidadosamente confeccionadas para las redes sociales. El Reino de Dios es mucho más que frases bonitas, sermones elocuentes y cultos sensacionales… el verdadero poder que influencia y transforma es el evangelio predicado sin adulterar, porque sólo de este modo el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree. Hoy muchos hablan de poder y de unción, pero al considerar las vidas de quienes supuestamente participan de tales cosas es posible ver que no es real, son vidas muertas que no pueden vivir el evangelio. Hablemos del poder que transforma vidas, el poder que hace que los rebeldes se conviertan en adoradores y que los muertos reciban vida. Ese es el verdadero poder, todo lo demás son solo palabras que posiblemente impresionen la mente humana y quizás muevan las emociones pero que no pueden transformar la conducta, ¡Oh Señor guárdanos de ser portadores de una luz que es tinieblas! (Lucas 11:35-36).